Una
extraordinaria alegorización de lo amoroso fue escrita en los albores de la
historia humana, en la épica del Enuma Elish, poema acadio que canta la
historia de Gilgamesh. Se trata del episodio de la humanización de Enkidu, el
ser semisalvaje que vivía, libre y desnudo, junto a las fieras de los bosques y
hablaba el idioma de los animales. Gilgamesh, para atraer a Enkidu a la ciudad
de los hombres, ordenó que le enviasen una mujer, una vestal del templo que
debería permanecer junto a él, viviendo en la espesura por varios días. Así
sucedió: la vestal llegó hasta Enkidu y durante seis días y siete noches fue su
mujer. Al término de ese tiempo, Enkidu se separó de ella y quiso regresar con
las fieras; pero éstas, al verle, huyeron asustadas: no lograban reconocerle,
no lograban entenderle. Enkidu, tras el contacto con la mujer, había dejado de
ser animal y se había vuelto humano. Esta historia es el más expresivo epílogo
para describir lo que el amor es: por sobre todo, experiencia transfiguradora.
Escritor, ensayista, poeta y docente venezolano. Ganador del Premio Nacional de Ensayo Mariano Picón Salas del Ministerio de la Cultura de Venezuela en 1992, fue miembro del jurado de dicho premio en la edición de 1993. Igualmente fue miembro del jurado del Premio Internacional de Cuento Francisco Herrera Luque y Presidente del I Congreso de Legislación Cultural Municipal, realizado en en febrero del año 1993 en la Universidad Simón Bolívar.
sábado, 29 de octubre de 2011
jueves, 27 de octubre de 2011
FANNY Y ALEXANDER
Lo que vemos y lo que nos
gustaría ver: posibilidades, a fin de cuentas, la una tanto como la otra.
Voluntad de ver eso que quisiéramos: una apuesta, riesgosa pero apuesta al fin. De la voluntad de acercarnos a la
realidad desde la intensidad y la forma de nuestros deseos trata Fanny y Alexander (1982), la última de las
películas que Ingmar Bergman realizara para el cine. Ella nos muestra la
posibilidad de descubrir, gracias a la imaginación, esas cosas maravillosas que
la vida pueda ofrecernos. Es una propuesta que nos llega junto a tres escenas
centrales del filme. En la
primera de ellas, Oscar Ekdahl, director del grupo de teatro de la ciudad de
Upsala y padre de Alexander, joven protagonista del filme, se dirige a los
actores de su compañía y les habla del contraste entre el mundo del teatro,
donde todas las cosas tienen un sentido y una armonía, y el mundo real: duro,
áspero, pero, sobre todo, impredecible, y lo que es peor, frecuentemente
absurdo. En la segunda escena, hacia el final de la película, un tío de
Alexander, pronuncia un breve discurso ante toda la familia reunida: “Déjennos
ser felices tanto como podamos. Déjennos disfrutar la vida. Es necesario, y no
es vergonzoso, disfrutar de este pequeño mundo: de la buena comida, de los
árboles que florecen, de la música...” Antes de esa exhortación, el mismo
personaje había exclamado: “la maldad recorre el mundo como un perro rabioso”.
En la tercera y última de las escenas, con la que, por cierto, concluye la
película, la abuela de Alexander, matriarca de la familia Ekdahl, toma un libro
de Augusto Strindberg y de él lee un breve fragmento: “Todo puede suceder, en
el delgado marco de la realidad, la imaginación no cesa de girar creando nuevos
patrones...”
Tres escenas que nos comunican una
verdad que resulta imposible no compartir: la imaginación puede abrirnos las
puertas hacia una vida más feliz. Sin embargo, hay un insoslayable matiz en
esto: el descubrimiento de la felicidad está necesariamente relacionado con la
vivencia de la infelicidad, el reconocimiento de la una como consecuencia de
haber sufrido la otra.
En el filme, el personaje de
Vergérus, Obispo de Upsala y padrastro de Alexander, abre a éste las puertas de
un universo de puritanismo enfermizo y desquiciado. El contraste que establece
el filme entre el mundo de Vergérus y el mundo epicúreo de la familia Ekdahl, nos conduce a una
sola conclusión posible: los seres humanos podemos escoger vivir a plenitud o
condenarnos a una existencia degradada: somos los únicos causantes de nuestra
felicidad o de nuestra miseria.
miércoles, 26 de octubre de 2011
LEER, ESCRIBIR, VER CINE....
Leer, escribir, ver cine: actos que, de manera muy distinta, me acercan al mundo tanto como a mí mismo. Me encierro en una sala, oscura y apacible, sentado en una cómoda butaca y envuelto por imágenes y sonidos que traen hasta mí rasgos del afuera: trazos que, a veces, identifico con mi rostro y mi camino. Leo libros; o me siento frente a la pantalla de mi computador o ante la página en blanco, y me acompaño por esas palabras con las cuales entiendo y comunico cuanto pudiera resultarme necesario comprender o decir... La película que veo me muestra simbolizaciones del mundo. La página que leo o la que escribo me centra en mi mundo.
Las imágenes que surgen sobre una luminosa pantalla, las voces que van apareciendo sobre superficies planas y claras... Signos, formas que me permiten entender ese tiempo que me rodea y ese tiempo que soy. Las imágenes son más rápidas y contundentes, también más aleatorias en su recuerdo; las voces, más lentas y persistentes en las opciones que ellas señalan... Aquéllas me golpean con fuerza, deslumbrándome, desconcertándome: reflejos de realidades que distingo dentro o fuera de mí; las palabras, ecos de opciones convertidas en espacios de experiencia, me van configurando muy lentamente en mis superficies, junto a mi destino...
Las imágenes que surgen sobre una luminosa pantalla, las voces que van apareciendo sobre superficies planas y claras... Signos, formas que me permiten entender ese tiempo que me rodea y ese tiempo que soy. Las imágenes son más rápidas y contundentes, también más aleatorias en su recuerdo; las voces, más lentas y persistentes en las opciones que ellas señalan... Aquéllas me golpean con fuerza, deslumbrándome, desconcertándome: reflejos de realidades que distingo dentro o fuera de mí; las palabras, ecos de opciones convertidas en espacios de experiencia, me van configurando muy lentamente en mis superficies, junto a mi destino...
martes, 25 de octubre de 2011
LA ESCRITURA ES...
La escritura es lo que cada escritor haga de ella.
Personalmente, escogí convertirla en compañía y disciplina, espacio de
autoconocimiento y orientación, de apoyo y siempre insatisfecha curiosidad, de
actitud y estructura de vida.
lunes, 24 de octubre de 2011
A LA PREGUNTA...
A la pregunta ¿qué
busco al escribir? He ido hallando en el curso de los años mi respuesta:
escribo para expresar descubrimientos y curiosidades, para organizar
comprensiones, para enfrentar la interminable confusión de casi todo. Escribo
mucho más que para expresar el mundo, para reconocerme en el mundo. Escribo
para conjurar el natural desconcierto o el tedio. Escribo para hacer
señas con mis voces tratando de llamar la atención sobre esas palabras que pronuncio en medio del infinito vocerío del mundo. Escribo porque escojo; porque es imposible decirlo
todo, y escribir
me enseña a no decir de más, tampoco de menos: sólo lo preciso, lo necesario.
Escribir me enseña, pues, a callar. O lo que es lo mismo: escribir me ha
enseñado a valorar el silencio. Paradójicamente, quizá escriba porque aprendí a amar el silencio.
domingo, 23 de octubre de 2011
UNA ORDEN IMPERIAL EMANADA DE CARLOS V...
Una orden
imperial emanada de Carlos V que desautorizaba el cultivo de lo imaginario y
prohibía las novelas, imprimió una honda peculiaridad en los primeros tiempos
de nuestra literatura latinoamericana. Durante los tres siglos coloniales se
prohibió la imaginación en la América española. La verdad y el poder eran
normas divinas que no se podían vulnerar. La literatura se hizo deudora, más
que de la imaginación, de la seducción. Tenía un carácter anodadador: buscaba
convencer en la seducción de la retórica. La literatura escrita en la América
española se emparentaba más al ingenio que a la imaginación, más a la
simulación que a la expresión directa. Estética del disimulo: fantasía
metamorfoseada en agudeza; estética del enmascaramiento y de la ambigüedad.
Verbalidad, verbofagia, verborrea: profusa palabra que se abre y se muestra o
se cierra y oculta. Palabra abanico. Palabra femenina que seductoramente
juguetea con las apariencias. Palabra insinuación. Palabra atrapante y
embrujadora. Nuestra literatura del tiempo colonial articula signos
particularmente femeninos en la reproducción del juego sutil de la seducción,
del ascendiente a través del poder de la apariencia, de la importancia
fundamental de la forma que, sutil, se muestra y, cautivadoramente, atrae.
Trascendencia de la forma que nos define, del ropaje que nos viste, de la
máscara que nos cubre, del lenguaje que utilizamos. Desde los siglos
coloniales, la individualidad hispanoamericana se ha apoyado, con fuerza, en la
imagen proyectada. Parecer termina siendo tan importante entre nosotros como
ser. La forma opaca la verdad. La representación se convierte en verdad.
sábado, 22 de octubre de 2011
UNA PELÍCULA RECIENTE: "EL EXTRAÑO CASO DE BENJAMIN BUTTON"
Una película reciente, dirigida
por David Finch, e inspirada en un cuento de F. Scott Fitzgerald, El extraño caso de
Benjamin Button (2008), presenta eso
que, en principio, pareciera ser la
versión opuesta a la decadencia del tiempo: una vida que, desde un paradójico
comienzo de senilidad infantil, va encaminándose en fantástica regresión, hacia
un punto de partida que es, también, un final. Ideal humano de siempre: que la sabiduría de la vejez habite en un cuerpo
joven y fuerte; pero, tal y como lo muestra el filme, el anciano
Benjamin está destinado, igual que todo ser humano, a desaparecer. Avance
irreversible hacia el deterioro y la desaparición, el paso de Cronos
significa desgaste, y, a la larga, desvanecimiento. Sin embargo, vivir acaso
signifique, sobre todo, construirnos en medio de kairos: al lado de
ideales, fantasías, actitudes, ilusiones, propósitos... Crecer en una
espacialidad que nos vaya centrando alrededor de espejismos y escogencias;
haciendo de nuestra imaginación y lucidez visibilidad y orientación, un instrumento
con el que diseñar personales alegorías del universo. No se trata, desde luego,
de confiscar la realidad, sino de colocarnos frente a ella siempre muy cerca de
esa temporalidad a la que los griegos dieron el nombre de kairos.
viernes, 21 de octubre de 2011
UNA EXTRAORDINARIA PELÍCULA: DOGVILLE...
Una extraordinaria película Dogville (2003),
(extraordinaria en el más literal sentido del término: absolutamente inusual:
dos horas de filmación que transcurren dentro de un escenario limitado a una
serie de rayas que señalizan espacios: casas, lugares), dirigida por el danés Lars von Trier, muestra la desmitificadora
versión de las proximidades humanas. Y crudamente evoca el viejo adagio:
“Pueblo pequeño, infierno grande”.
Dogville (literalmente ciudad de perros o “ciudad
perra”; en realidad no ciudad: apenas pequeño villorrio poblado por unos pocos
vecinos), es un lugar que recibe un día la inesperada visita de una
joven que huye de unos gansters. Inicialmente los habitantes de Dogville
ofrecen su protección a la joven; pero esa primera actitud va transformándose
poco a poco en cruel intromisión que llega a alcanzar el sadismo. La joven es
victimizada por el pueblo entero, al punto que, en un determinado momento
pareciera como si fuese a ser aniquilada por ésos quienes, al principio, le
habían brindado afecto y protección. Sin embargo, el sorpresivo desenlace del
filme revierte esa posibilidad: el ganster del que huía la joven era, en
realidad, su padre, quien decide vengar las muchas humillaciones que ha sufrido
su hija, asesinando a todos los pobladores de Dogville.
Alguna vez dijo Borges que la
historia universal podría resumirse en algunas metáforas. Quizá, y muy paradójicamente, en el ínfimo
villorrio que es Dogville, con su indefinición de espacios y su excesiva
proximidad entre personas y tensiones; con su creciente atmósfera de una
violencia sorda y total al interior de espacios empequeñecidos, irreales
superficies de límites virtuales, encarne cierta metáfora del mundo humano de hoy:
con todas sus saturaciones y forzosas cercanías.
jueves, 20 de octubre de 2011
EL RECONOCIMIENTO DE LOS OTROS...
El reconocimiento de los otros y lo que ese reconocimiento signifique:
fama, respetabilidad, dinero, no debería ser suficiente para el ser de palabras
que avala su obsesiva entrega a su juego en la necesidad de enriquecer su vida
llenándola de sentido. Por
encima, muy por encima de reconocimientos traducidos en fama o en dinero, su
dicha reside en esa potestad de convertir su pasión en designio y derrotero.
miércoles, 19 de octubre de 2011
DENTRO DEL LABERINTO...
Dentro del laberinto será la
devastación del albur, el desconcierto de los pretéritos extrañamente
conjugados, la incertidumbre de tortuosos pasadizos, la duda en medio de todas
las formas de indefinición, la incineración de pasos y actos y argumentos, los
lazos y comuniones convertidos en cadenas que nos sujetan a sitios sin
escapatoria, el inagotable escepticismo, el desvanecimiento en un tiempo a la
deriva. Dentro del laberinto es la construcción de itinerarios sin destino, los
recorridos estériles, la huella indescifrable, el rumbo informe, el espacio en
blanco, la petrificación y el hastío de tantos y tantos días desgastados.
martes, 18 de octubre de 2011
LA VOZ, LA ESCRITURA...
La voz
humana se hace eco de sus ahoras y a ellos se asemeja. La escritura, por el
contrario, vive más por sí misma, al margen de las circunstancias que la
generaron y dentro de un universo de formas propias ajenas a cuanto no sea el
sentido de su diseño verbal.
lunes, 17 de octubre de 2011
MI MEMORIA
Mi
conocimiento del mundo va construyénse a través de mi memoria. Ella me permite
mirar con mayor lucidez o intensidad el presente que me rodea. Mi memoria se
alimenta con nuevas intuiciones y discernimientos. Ella
significa mucho más que sólo recordar: acaso sea una manera de rehacer el tiempo. Es selectiva. Interviene. Rehace. Deshace. Me dice que la realidad
de las cosas es la manera como las reescribe mi evocación. Contradictoriamente, conviven en mi memoria olvidos y obsesiones. Certera o no, es
siempre orientadora. Sin ella estaría
condenado a ser mi propio olvido.
domingo, 16 de octubre de 2011
NOSOTROS CONTRA VOSOTROS...
Nosotros
contra vosotros... Todo el espacio, todo el largo recorrido de la historia
humana: de sus guerras, de sus parcelaciones, de sus miserias y grandezas, de
sus ritos de odio y devoción, de su sangre y sus penurias, de sus banderas y
sus himnos, nace en este sentimiento de un yo-nuestro agrupador de tribus,
primero; después, patrias; luego, culturas en el tiempo.
sábado, 15 de octubre de 2011
ESCRIBIMOS COMO VIVIMOS...
Escribimos
como vivimos: con fragilidad o abundancia, con parca perfección o con
desbordada elocuencia, con lucidez alerta o perdidos en los cálidos laberintos
de una desorientada conciencia, con placidez o con odio, con segura confianza o
con temor, con indiferencia hacia el otro o con las manos permanentemente
tendidas hacia él.
viernes, 14 de octubre de 2011
LOS COMPORTAMIENTOS SEXUALES DE CIERTOS INSECTOS...
Los
comportamientos sexuales de ciertos insectos recuerdan, en grotesca y a veces
terrible alegoría, versiones posibles de las relaciones amorosas entre los
seres humanos.
jueves, 13 de octubre de 2011
DIJO SAINT-JOHN PERSE...
Dijo
Saint-John Perse; “el hombre nace en la casa, pero muere en el desierto”.
Nacemos en ese lugar del cual nos vamos apartando a medida que avanzamos en
nuestro vivir. Forzosamente nos alejamos de eso que fue nuestro comienzo.
miércoles, 12 de octubre de 2011
DE LO QUE SE TRATA...
La comunicación, desde luego esencial a toda
escritura, no es la única razón por la cual escribe un ser de palabras. También
lo hace para sí mismo: para hablarse y entretenerse, porque le place hacerlo,
porque no puede vivir sin hacerlo, porque está en su destino hacerlo. Y su
escritura se convierte para él en su descubrimiento, en su apoyo, en su juego.
Jugar con las palabras: apasionante entrega a un esfuerzo que se propone
extraer de las voces sus muchos significados posibles y combinar sus sonidos y
relacionar sus texturas; que trata de dibujar y tallar y esculpir esa materia
prima que son las palabras. Ningún escritor, genuino y honesto escritor
realmente merecedor de tal nombre, podría imaginar siquiera modificar su
escritura en beneficio de la atención de los lectores. De lo que se trata, de
lo único que podría tratarse para él, será de vivir para su escritura y no
necesariamente de vivir de ella. Para algunos seres de palabras, el resultado
de su juego logrará, afortunadamente, coincidir con eso que muchos lectores
quieran leer o disfruten leer o necesiten leer. Será, entonces, el afortunado
hallazgo del libro que logró encontrarse con el gusto de su tiempo. En general,
suele ser la distancia de los años la que determina la trascendencia de los
libros; pero, a veces, alguno en particular logra muy rápidamente
reconocimiento y éxito. Es el libro que fue capaz de traducir certeramente
algún significado particular en las comprensiones humanas, que logró
ejemplarizar alguna forma de referencia. Fijación temprana del libro que supo
qué decir y de qué manera hacerlo, que logró expresar algo que llegó a borrar
para siempre alguna forma de silencio; o que descubrió entonaciones que, a
partir de él, se hicieron tonalidad reconocible por entre todos los paisajes humanos.
En ocasiones, algunos textos van más allá y llegan, incluso, a coincidir con
significados comprensibles en todos los lugares y en todas las épocas. Será,
entonces, el caso privilegiadísimo de libros atemporales consagrados por las
infinitas lecturas de los hombres: encuentro perenne entre las voces que un ser
de palabras vivió, concibió y escribió en un momento y un lugar determinados y
las comprensiones que los hombres de todos los tiempos y de todos los lugares
arrojaron sobre ellas. Unos y otros: los inolvidables y los olvidados, los
famosos y los desconocidos, los publicados en tirajes de millones de ejemplares
y los editados en apenas unos cuantos centenares: todos los libros, si merecen
realmente su nombre, si son la consecuencia del esfuerzo genuino de un ser que
creyó en su obra y que lo apostó todo a ella, existen. Están allí y forman
parte de las visiones humanas. Son un signo. Poseen un valor.
Pero cambian los tiempos y, junto con ellos,
cambian también las herramientas de la escritura y los mecanismos de su
recepción. Nuestra época de desasosiegos y de prisas ha conocido la llegada de
la Internet: comunicación virtual dentro de los ilimitados lugares del
ciberespacio. Para un creciente número de seres de palabras, la Red se
convierte en morada posible para sus voces; un sitio dentro del cual ubicarse o
en el que poder desplazarse; un territorio donde permanecer y donde ser
percibidos. Dentro de la Red, las palabras existen para ser leídas por todo
aquél que pueda contemplarlas. Ella funciona, de un lado, como una colosal
imprenta virtual capaz de permitir a todo ser de palabras publicar
inmediatamente cuanto escriba; del otro, como una infinita biblioteca en la que
pueden contemplarse todas las voces, vislumbrarse todas las imágenes, escucharse
todas las ideas. La Internet ha significado la libertad de una escritura que se
mueve hacia todos los lugares; más independiente del juego editorial de los
mercados y de la promoción de libros, más capaz de darse a conocer por sí
misma... Y, a fin de cuentas, ¿no fue ése, no debió haber sido siempre ése el
propósito esencial de la escritura literaria, la razón de ser de las voces
escritas?
Stendhal dijo haber escrito sólo para el futuro:
para ser leído, entendido y apreciado por los lectores del mañana. En el futuro
está dibujado el destino de los libros. Él los confirma, los consagra o los
olvida. Pero ante el impredecible futuro de las valoraciones; relacionadas, a
veces, con las más imprevisibles, mercenarias y aleatorias de las razones:
moda, oportunidad, suerte, prestigios creados, existe, muy real y corpóreo, el
presente de la escritura: ese tiempo que significó muchas cosas para quien lo
vivió, para quien lo construyó: evento, compañía, desahogo, justificación,
refugio, rescate, juego...
martes, 11 de octubre de 2011
CON CIERTOS LIBROS...
Con
ciertos libros dialogo, reconociendo en ellos rasgos de mi propia voz y de mi
propio rostro.
domingo, 9 de octubre de 2011
VIEJÍSIMA ILUSIÓN...
Viejísima
ilusión del hombre: que las palabras sean eternas y que ellas lo eternicen; que
fijen sus ideas, sus sentimientos o sus creaciones; que, por ellas, sus huellas
permanezcan aún después de su muerte, que ésta no signifique su total desvanecimiento.
sábado, 8 de octubre de 2011
LO LLENO Y LO VACÍO...
Lo lleno y lo vacío en la escritura literaria: dialéctica de lo disímil; lo vacío o lo olvidado que puede ser
cubierto: rebosadamente verbalizado desde la exuberancia de una palabra que
testimonia, fantasea o recuerda. Una escritura que evoca memorias y, al hacerlo,
inventa, logra cubrir el vacío de muchísimos olvidos y silencios; y, ante
muchas referencias ausentes y muchas memorias desdibujadas, contrarrestar el
olvido y la ignorancia.
viernes, 7 de octubre de 2011
EN UN PAÍS DE CORTA MEMORIA...
En un
país de corta memoria como Venezuela, volver los ojos al pasado es arrancar la
historia de una gruesa amalgama de mitos y odios, de panteones y olvidadas
fosas comunes.
jueves, 6 de octubre de 2011
EL IDEÓLOGO, EL ESCRITOR...
Imre Kertsz, escritor húngaro, galardonado con el Premio Nóbel del año
2002, y sobreviviente de los campos de concentración de Auschwitz y Buchenwald,
escribió una conferencia: “El intelectual superfluo”. En ella contrastaba la
experiencia de vivir de un ser humano con la falsa vida de todo individuo que
somete su existencia a los dictados de las respuestas ideológicas. Las
genuinas vivencias humanas, dice Kertesz, siempre desconcertarán a los
individuos incapaces de vivir y de ver las cosas por sí mismos; comprometidos,
sólo, con fórmulas, recetas y mandatos dictados por otros. Por eso se aferran a
la ideología: simplificación o caricatura de la idea. Un escritor; esto es, un
artista, un creador: individuo necesariamente comprometido con hallazgos y
verdades descubiertos en su propia vida, no podría sino distanciarse del
ideólogo creyente sólo en esas razones que aprendió a obedecer.
miércoles, 5 de octubre de 2011
EL SER DE PALABRAS SABIO...
El ser de
palabras sabio (y de algún modo, parecería como si los seres de palabras fuesen
los más capaces de llegar a conocer la auténtica sabiduría) intuye que la vida
sólo puede conocerse viviéndola. Sabe que si logra conservar su lucidez y
permanecer atento a cuanto suceda a su alrededor, nunca dejará de aprender.
Sabe que, a medida que los años avancen, conocerá más cosas, que nunca cesarán
los fascinantes descubrimientos; pero sabe, también, que sus aprendizajes
dependerán, sobre todo, de su actitud ante cuanto el camino le muestre. Adivina
que los cielos o infiernos que en ese camino lo acompañen dependerán, sobre
todo, de sí mismo. El ser de palabras se sabe y se asume caminante. ¿La regla
de oro del caminante? Vivir el día a día. Optar por la pasión de vivir y por la
curiosidad inacabable ante la vida. Aprender de las alternativas siempre
impredecibles, eventualmente maravillosas, que la existencia le ofrezca.
martes, 4 de octubre de 2011
EN UN CURSO QUE DICTÉ HACE POCO...
En un curso que dicté hace poco, se trató en
algún momento de eso que Umberto Eco llama “tecnología destructiva”. En un
trabajo escrito, uno de mis estudiantes sostuvo con extraordinaria lucidez que
algunos de los signos más emblemáticos de esa “destructividad” de lo
tecnológico estaba muy relacionada con la así llamada “industria del ocio”.
Desde luego, cuando pensamos en tecnología destructiva es ya un lugar común
referirse a la proliferación de armas capaces de aniquilar a cualquier
adversario; y de convertir la guerra en algo mucho más terrible de lo que
siempre ha sido, arrojando el resultado de desenlaces sin vencedores ni
vencidos. Pero leyendo el trabajo de mi estudiante, vino a mi mente la
visión de esa crecientemente poderosa industria de videojuegos donde cobra
mayor importancia la creación de espacios virtuales en los que penetra un
jugador para vivir experiencias paralelas a la de su propia vida.
Si en el terreno bélico, la tecnología ha
llegado a ser capaz de calcinar muchísimos hombres y muchísimos espacios, algo
parecido sucede en el mundo de la industria del entretenimiento, en que cada
vez más y más seres humanos se entregan a la aventura de vivir existencias
virtuales dentro de universos irreales donde descubren aventuras, amistad, amor...
lunes, 3 de octubre de 2011
RINDO UN HOMENAJE...
Aprovecho para rendir, aquí y
ahora, un homenaje a ciertas personales lecturas infantiles: los libros
escritos por una escritora inglesa de la que, por muchos años, pensé que se
trataba de un hombre. Se llamaba Richmal Crompton; y disfruté por largo tiempo
de los muchísimos episodios protagonizados por Guillermo Brown, un niño inglés
rechoncho, pelirrojo, con el rostro lleno de pecas, ataviado con la infaltable
gorra de cricket que, según creo, era de uso obligatorio en los colegios
ingleses de la época; y que, junto con sus amigos Pelirrojo, Douglas y Enrique,
me hicieron disfrutar de sus aventuras. No me cansaba de sumergirme en el mundo
de Guillermo. Leía sus peripecias una y otra vez, incansablemente. Llegué a
conocer de memoria la mayoría de ellas. Volvía una y otra vez a esas páginas
que me divertían y, sobre todo, me aislaban. Fui también, claro, un ávido
lector de Emilio Salgari, con sus muy variados y exóticos personajes y lugares;
pero, sobre todo, serían los muchos y muy hilarantes episodios de Guillermo
Brown los que me mostraron la fuerza seductora de una palabra capaz de
enriquecer mis días.
domingo, 2 de octubre de 2011
LA ESCRITURA AUTOBIOGRÁFICA...
La escritura autobiográfica ha terminado por
coincidir con cierta moda de nuestra modernidad crepuscular: sentir que es real
sólo eso que podemos contemplar con nuestros propios ojos. En las vivencias de
un yo que se autobiografía, el lector presume confidencia y verdad.
sábado, 1 de octubre de 2011
QUE SIEMPRE ITACA...
"Que
siempre Itaca -dice Kavafis a su lector- esté en tus pensamientos, llegar allí
es tu destino. Pero nunca apresures el viaje. Es preferible que dure años, que
seas viejo cuando alcances la isla, rico con todo lo que habrás ganado en el
camino sin esperar que sea Itaca la que te haga rico. Itaca te dio un
maravilloso viaje. Sin ella no habrías partido. Pero ella ya no tiene más que
darte". Itaca es el camino por hacerse, el destino de cada quién, el
itinerario realizado. La Itaca que fue la nuestra reflejará la imagen de
nuestro rostro, concluido ya su tiempo: imagen congelada para siempre en todo
lo que fuimos, en todo cuanto hicimos...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)