domingo, 30 de septiembre de 2012

INTELECTUALES



Si pensamos, decía Nietzsche, no hay reposo. No hay reposo, pues, para el intelectual. Todo es, para él, motivo de reflexión. Sus pensamientos lo conducen hacia sus hallazgos, hallazgos que los guían hacia nuevos encuentros, encuentros que son el punto de partida hacia nuevos horizontes. El genuino intelectual llega a un sitio para proseguir hacia otro; siempre en busca de otras metas, de diferentes horizontes.

Percibo en el trabajo intelectual una de las más dignas alternativas que podría plantearse el ser humano; desde el rincón de su pensamiento, formado por su vida y las experiencias que ésta le legó, crear y organizar ideas e imaginarios imágenes que compartir, que comunicar.

Razón comunicativa: expresar ideas es expresarnos a nosotros mismos; razón que jamás estará del lado de los mandatos o dogmas. Recuerdo una frase de Theodor Adorno: “Nada es más incongruente que, en la discusión ... querer tener razón”.

El intelectual debería conservarse por siempre inocente y curioso. Inocente en la autenticidad de sus búsquedas y de sus preguntas; curioso para no dejar de indagar en las posibles respuestas. El intelectual no debería perder nunca su capacidad de soñar y dejarse envolver por sus sueños nacidos de sus miradas y convicciones. “El intelectual –dice Ortega y Gasset- se ocupa en forjar opiniones sobre los grandes temas que al hombre importan: es un opinador”. Un opinador y, mucho más aún: un testigo, un traductor; también un contemplador, un colocador de nombres.

Nietzsche decía que los “contempladores” eran los verdaderos autores del mundo humanizado. Los intelectuales serían, pues, los colocadores de nombres de ese mundo humano que es el nuestro. Sus ideas son sus palabras y éstas los nombres que muchas veces las épocas repiten.

Dos fuerzas inmensas suelen guiar al intelectual: la lucidez y la imaginación. La primera lo lleva a identificar eso que ve, la segunda propende a conducirlo hacia lo que le gustaría ver. Es, a la vez, un crítico y un utopista. De su mirada crítica se origina una visión de lo utópico. Algunos de los más grandes sueños de la humanidad, de las más bellas ilusiones de los hombres, pudieron nacer de intelectuales que, insatisfechos frente a lo que los rodeaba, se propusieron imaginar el mundo con el que hubieran querido rodearse.

     Platón había pretendido que los filósofos, con su inteligencia y su saber, transformasen sus imperfectas sociedades en sociedades perfectas. ya en los albores de nuestra civilización occidental, la razón humana dictó, como aspiración ideal, que los amos de una sociedad fuesen sus habitantes más sabios. Ideal escrito por Platón en su diálogo La República, libro destinado a dibujar un estado feliz gracias al gobierno de un rey-filósofo. Muy poéticamente, Platón ilustró este ideal en otro libro, el Timeo, donde, a través del mito de la legendaria Atlántida, describe a los reyes atlantes, sabios y justos. La Atlántida, dice Platón, fue feliz y poderosa mientras sus reyes mantuvieron su perfección. Sin embargo, con el tiempo, decayeron y se volvieron déspotas e incapaces. Fue entonces cuando Zeus decidió el castigo de la Atlántida: desaparecer para siempre devorada por el mar. 

viernes, 28 de septiembre de 2012

EL UNIVERSO.... ¿POSEE UN DESIGNIO?

     “Yo preferiría pensar que, a pesar de tanto horror, hay un fin ético en el universo, que el universo propende al bien.” Eso dice J.L.Borges. Es un sueño que nadie podría no compartir: que el universo, que el tiempo universal posea un designio y que ese designio tenga un significado favorable; que el destino al que todas las cosas conducen, si él existe, será bueno. 

miércoles, 26 de septiembre de 2012

EL CAMINO PUEDE CON MUCHA FACILIDAD...


       El camino puede con mucha facilidad desvanecerse en medio de la intemperie . Cuando eso sucede, el caminante deja de serlo y pasa a convertirse en transeúnte: ser que se traslada de aquí para allá; que no recorre itinerarios: sólo suma confusos desplazamientos dentro de una vastedad fría e interminable.

lunes, 24 de septiembre de 2012

UNA OBRA DE ARTE, DIJO HEIDEGGER...


Una obra de arte, dijo Heidegger, es ese acontecimiento capaz de permitir a algún espectador entender una verdad esencial; de hacerlo discernir en ese espacio estético que contempla una expresión que lo acerque a su propia humanidad, una respuesta a ese diálogo que no podría dejar de emprender ni con el mundo ni consigo mismo, una versión capaz de hacerse punto de vista inseparable de su propia percepción individual.

viernes, 21 de septiembre de 2012

PÁGINAS QUE OTROS ESCRIBIERON... (MARIANO PICÓN SALAS)


     Páginas que otros escribieron y en las que escuchamos ecos de nuestra propia voz y de lo que nos gustaría decir con ella. En cercanías o coindidencias con ciertos libros y ciertos autores, nos vamos acercando paulatinamente al reconocimiento de nuestra propia escritura.

       El ensayo autobiográfico fue un género que el venezolano Mariano Picón Salas supo utilizar con inusual maestría. Él le permitió mostrarnos a sus lectores, con sincera intensidad, algunos espacios de su existencia. Picón Salas escribió su prosa autobiográfica no para contarnos su vida sino para contar desde la propia vida; para reconstruir la existencia a través de la palabra y dar un sentido al tiempo vivido: trayectoria con un principio, una continuidad y un fin. Sentido poético de esos ordenamientos con que se propuso entender recuerdos, sentimientos, visiones... 

       Autobiografía, memorias: voces deudoras de una mirada adánica que se propone testimoniar huellas dejadas tras de sí. El autor dice y se dice, y al hacerlo asume la responsabilidad de glosar pasos y aprendizajes. Apuesta  a la indagación y a la comprensión. Construye desde la memoria y por ella transforma la evocación en experiencia poética. Se trata de que el escritor, comparta con sus lectores, desde cierta profunda fe en sí mismo, algunos de sus más importantes descubrimientos.

       Alguna vez Picón Salas comentó que vivir era mucho más difícil que poseer una teoría sobre la vida. Como dijo muchas veces, para él la escritura resultó ser un apoyo contra la adversidad, un sustento para su propia superación individual, un asidero para ayudarle a mantener viva la confianza en sí mismo. En un libro esencial: Regreso de tres mundos, testimoniaría no una teoría sino algunas respuestas personales ante la experiencia de vivir. Libro de balances y despedidas; texto del final del camino, con itinerarios transitados que ya se cierran, Regreso de tres mundos comparte con sus lectores descubrimientos que fueron claves en la vida de su autor. El punto de partida, el hito primero de la memoria es la “Adolescencia”, título del capítulo inicial. Es difícil y trabajoso ese temprano hacerse junto a los otros o ese comenzar a ser junto a los otros, que es la adolescencia. Tiempo cuando abandonamos la soledad de la infancia con sus espejismos que pudieron hacernos creer que el mundo existía sólo para nosotros. Quizá el primer descubrimiento del adolescente sea la significación de los otros: esos seres que aparecen y frente a los cuales debemos ser, o ser a pesar o en contra de ellos. La adolescencia es la más difícil y riesgosa de las épocas. Muchas cosas se juegan en ella. Mucho destino se dibuja entonces. Sin duda, es un áspero comienzo de esa construcción que llegaremos a ser.

En "Tentación de la literatura" Picón Salas se refiere a lo que significó la escritura dentro de su vida. Ella llenó espacios, cubrió vacíos, calmó temores, dominó incertidumbres. Gracias a ella logró descubrir enseñanzas en las muy diversas circunstancias que lo rodearon y en las experiencias que lo formaron. Escribir fue, para él, catarsis, autodescubrimiento, también una manera de enriquecer el tiempo vivido. “Entré en la literatura –dice- para conquistar con mayor belleza y libertad, lo que me niega el mundo cotidiano”. Pero la escritura pudo ser también muchas veces riesgo; por ejemplo, el riesgo de sentir que no conseguiremos realizar eso que pudimos proponernos con ella y, por ese temor, ser heridos por la terrible y helada mordedura de un presentido fracaso. Sin embargo la conclusión del capítulo “Tentación de la literatura” termina en un aprobatorio autoreconocimiento: el de la vida tranquila, satisfecha y honesta que su autor pudo vivir en medio de su autenticidad como ser humano y escritor.

       "Añorantes moradas" es, a mi juicio, el mejor de todos los momentos del libro. Es la gran conclusión que, a la vez, da sentido a sus páginas. Todo lo vivido –se afirma- es siempre experiencia. De lo que se trata, en última instancia, es de llegar a sentirnos bien con nosotros mismos, satisfechos de nuestros logros y recorridos. Creo que ése es el descubrimiento esencial de Regreso de tres mundos: la íntima satisfacción frente al camino andado. El triunfo en la vida... ¿Qué significa exactamente “triunfar” en la vida? Picón Salas nos da su versión: no consiste, desde luego, en acumular poder ni dinero. Ni uno ni otro bastan. Ninguno es suficiente. Son cosas mucho más intangibles y trascendentes las únicas que pueden realmente colmarnos. Ésas que, si hemos aprendido de las enseñanzas de nuestros recorridos, deberíamos saber valorar más que cualquier otra cosa: la serenidad, la fortaleza de espíritu y, por encima de todo, cierto íntimo acuerdo con eso que hemos llegado a ser.