sábado, 13 de septiembre de 2014

¿HAY RESPUESTAS...?

¿Hay respuestas para tantas lacerantes preguntas que nos acosan? De existir, ellas se encuentran en los más profundos escondrijos de nuestra conciencia, y solo a nosotros corresponde descubrirlas. Lo malo es que las respuestas que nos damos, eventualmente aceptadas, justas, necesarias, somos nosotros mismos los primeros en no tomarlas en cuenta. Absurdamente pareciéramos negarnos a obedecer nuestros propios descubrimientos, nuestras principales comprensiones, nuestras más lúcidas revelaciones. Y pagamos el terrible precio de hacer más y más vulnerables nuestros espacios.

¿Por qué insistimos en despojar de firmeza ese centro necesario, ese  sitio que es el nuestro y tanto esfuerzo nos ha costado erigir? Busco incansablemente mi respuesta. Hallarla será la única manera de conjurar intemperies y laberintos; descubrir una meta que es, en sí misma, rescate, una forma de salvación.