lunes, 31 de enero de 2011

ALMAS Y MÁSCARAS

El alma es la autenticidad; la máscara, el rostro que nos muestra. La máscara es funcional, nos ayuda a existir: nos representa, nos protege, nos aísla pero, también, puede secarnos -y negarnos. El alma es fértil. Fecundiza nuestro destino. Es riesgo y, a la vez, plenitud; riesgo de la plenitud. Máscara y alma se relacionan: la máscara nos ayuda a sobrevivir, pero a la larga nos marchita; el alma nos hace vivir, nos vitaliza, pero también nos vulnera. Perder la máscara es arriesgarnos a ser destruidos. Perder el alma es frustrar nuestra autenticidad. En la vida nos rodean, innumerables, las máscaras y apenas encontramos unas pocas, poquísimas, almas. Son los rostros que escogemos: semblantes destinados a jugar un importante papel en nuestras vidas; rostros cuyas miradas acompañarán por largo tiempo -a veces, incluso por siempre- al nuestro.


Personaje fuera de lo común es aquél en quien alma y máscara coinciden.

domingo, 30 de enero de 2011

EN EL CONTACTO CON EL OTRO...

En el contacto con el otro, surgen, rápidas, las diferencias. Mi máscara, su máscara; mis palabras, sus palabras; mi fuerza, su fuerza; mi espacio, su espacio. Nuestra vida va haciéndose sobre el recorrido interminable de una diferenciación que nos define.

jueves, 27 de enero de 2011

EN UN PROGRAMA DE TELEVISIÓN DEDICADO A REMBRANDT...

En un programa de televisión dedicado a Rembrandt, me entero de la gran cantidad de autorretratos que el gran pintor dibujó a lo largo de su vida: una amplísima galería de representaciones personales poseedoras, en su mayoría, de un signo común: la solemnidad de ese rostro con que un Rembrandt joven, maduro o anciano nos contempla. Con dignidad, con prestancia que a veces llega a ser altivez, Rembrandt nos mira. Sin embargo, poco antes de morir, Rembrandt se autorretrata: ahora riendo; un anciano desdentado que ríe abiertamente con una risa franca, contagiosa, amplia. Ante el universo, ante el tiempo y ante el tiempo que para él ya termina, Rembrandt ríe. ¿Acaso ha aprendido a reir? ¿O es que no teme ya mostrarse riendo? Quizá ríe porque mira la vida de otra manera o porque ahora sabe cosas que antes ignoraba. Tal vez ríe de sí mismo y de todo. De su cara han desaparecido distancia y empaque. En su jocosa expresión hay muchas cosas... ¿Genuino alborozo? ¿Hilarante resignación? ¿Festiva nostalgia? Imposible saberlo. A lo mejor Rembrandt ríe porque no se toma ya demasiado en serio. O tal vez su risa sea el gesto satisfecho de quien acepta plenamente itinerarios recorridos y huellas dejadas tras de sí. O sea: ríe porque aprueba sus pasos; porque al mirar atrás comprende que el camino recorrido le muestra que mereció eso que obtuvo, y ríe porque sabe que llegó a tocar algo fuera del alcance de la inmensa mayoría de los seres humanos: convertir las visiones de su vida en imágenes que perdurarán por siempre.

martes, 25 de enero de 2011

EL OTRO...

El otro: en él me reconozco o desconozco.

sábado, 22 de enero de 2011

ARTE Y SILENCIO

Mucho del arte de nuestros días es expresión que busca transmitir, en medio del silencio, esenciales verdades o atemporales verdades. ¿Qué expresa el arte con su silencio? Tal vez que ya no es posible decir o que es inútil decir. También el silencio puede ser, entonces, comunicación.

domingo, 16 de enero de 2011

ENTRE EL PRINCIPIO Y EL FINAL DE CUALQUIER CAMINO...

Entre el principio y el final de cualquier camino: el tránsito; o sea: el aprendizaje. Dentro del camino, mucho más que los puntos de partida importarán siempre las conclusiones.

VIVIR ES CAMINAR SIN CESAR NUNCA DE BUSCAR...

Vivir es caminar sin cesar nunca de buscar. Buscar... ¿Qué? En el fondo, acaso siempre lo mismo: un significado para los días vividos. Y es que, como dije alguna vez, el hombre puede soportarlo todo, todo, menos el sentimiento de estar viviendo un tiempo absurdo que no lo conduzca hacia ninguna parte. Si, como fue la visión lúcida y a la vez terrible de Nietzsche, los seres humanos nos percibimos viviendo en un mundo sin dioses, sin Dios, entonces no nos queda otra alternativa que descubrir en nuestras opciones de vida cierta plenitud que llegue a hacerse finalidad en sí misma: aquí y ahora.

sábado, 15 de enero de 2011

EL DESIERTO... ¿CRECE?...

En Así habló Zaratustra, dice Nietzsche: “El desierto crece”. Comentario muy similar, por cierto, al que hiciera Kierkegaard refiriéndose a los aforismos del escritor alemán Georg Christoph Lichtenberg: “¡Gracias por esta voz en el desierto!”; y, en cierta forma, parecido también a la definición de Baudelaire sobre el hombre moderno: “solitario de imaginación activa, siempre en viaje a través del gran desierto de los hombres”. El desierto que percibían Nietzsche y Kierkegaard, el desierto al que aludía Baudelaire... ¿Qué era? ¿Acaso la visión de una nueva época en la que estaba entrando la Humanidad? ¿Una convicción de que para Occidente, tras largas percepciones de avance y muchas idolatrías de progreso, había comenzado una nueva era de incertidumbres? Existe cierta diferencia entre el desierto al que se refieren Nietzsche y Kierkegaard y ése al que alude Baudelaire. El de aquéllos implica devastación, agotamiento; el de éste es más bien una alusión a multitudes y a generalizadas abundancias, a toda clase de homogeneidades y cosificaciones... De todos modos, la idea de los tres se parece: desierto es devastación, confusa vastedad, ajenidad, extravío... En suma: desierto sería ese espacio humano en el que, como supo metaforizar Nietzsche, los dioses han desaparecido y el tiempo ha dejado de significar continuidad o avance para hacerse inacabable reiteración; de alguna manera, metáfora de una nueva era en la que parecía haber entrado la Humanidad: la de la supervivencia.

jueves, 13 de enero de 2011

EXISTE UN YO...

Existe un yo que se comunica consigo y se apoya en sí, y otro yo que sólo es capaz de comprenderse en medio de la multitud y de convertir sus voces en eco de las voces de los otros y de hacer de sus gestos y muecas un reflejo de las muecas y los gestos ajenos... ¿Se trataría acaso de escoger entre ambos? No, de lo que se trata es de aceptar que las dos opciones existen en los seres humanos; tal vez como algo físico, o, acaso, como una consecuencia de eso a lo que la vida nos ha ido conduciendo. Se trata de que nuestros diálogos y comprensiones propenden, bien hacia el propio mundo interior, bien hacia la vastedad de los afueras. Se trata de movernos por entre familiares espejismos o de desplazarnos con soltura por entre la siempre azarienta realidad. Se trata de girar en torno a nosotros mismos o de hacer de nuestra conciencia permanente comunión con infinitos otros.

miércoles, 12 de enero de 2011

LA ESCRITURA ES DIÁLOGO SOLITARIO...

La escritura es diálogo solitario. Soliloquio de la página en blanco: la voz del escritor habla, siempre y antes que a nadie, consigo mismo.

lunes, 10 de enero de 2011

LAS PALABRAS HAY QUE MERECERLAS...

Las palabras hay que merecerlas. Es necesario definir nuestra relación con ellas. Precisar esa relación es algo que puede llevar años, a veces incluso, toda la vida. Pocas cosas nos ayudan más a comprendernos que la identificación de esas palabras que distinguimos en nosotros, palabras con que escogemos nombrar el signo de nuestras percepciones. Somos las palabras que reflejamos. Ellas dicen y nos dicen. Nos traducen y, por ellas, traducimos. A través de las palabras todo el universo se convierte en expresión viva dentro de nosotros.

sábado, 8 de enero de 2011

DISTINGUÍA MONTAIGNE...

Distinguía Montaigne dos formas opuestas de elocuencia. Una, la del ejercicio lento y solitario de quien escribe para descubrirse y distinguirse en medio de todos los argumentos. Otra, la de quien es capaz de responder eficazmente a lo momentáneo, a lo inmediato, pero cuya respuesta, sin embargo, se debilita en una meditación posterior. Doble posibilidad de la palabra: resultado de un lento y trabajoso esfuerzo que el tiempo logra tallar o rápido producto de una momentánea intuición. La primera es la palabra que concluye en la expresión de pensadores, escritores, filósofos, poetas; la segunda, en la locuacidad de oradores, políticos y leguleyos. En el primer caso, el silencio ejerce una influencia absolutamente necesaria. En el segundo, el silencio es mortal. Para el ser de palabras, el silencio puede convertirse, bien en espacio previo necesario para la expresión, bien en agónico vacío.

viernes, 7 de enero de 2011

LA SINTAXIS CÓSMICA...

La sintaxis cósmica sugiere la lógica y el balance, el equilibrio y la armonía. Es reunión de diversidades en luminoso acuerdo. Sintaxis del universo: escritura celestial de una poesía iniciada desde el comienzo de los tiempos.

jueves, 6 de enero de 2011

LA VIDA CASI NUNCA ES PREDECIBLE...

La vida casi nunca es predecible, la escritura sí lo es. La vida no es siempre coherente, la escritura suele serlo, o debería serlo. La vida no da segundas oportunidades. ¿La escritura lo hace? La vida tiene, a veces, el propósito que nosotros le damos; algo que, por lo general, sucede con la escritura, que depende por entero de nuestras decisiones. La escritura no escapa a nuestras manos. La vida suele hacerlo.

sábado, 1 de enero de 2011

LAS PALABRAS CHISPORROTEAN...

Las palabras chisporrotean en las manos del poeta. Arden en las formas de sus llamas, imágenes de brillo desconcertante; luego, consumidas cenizas, se apagan, taciturnas, esparcidas por el viento de los días.

LA PALABRA POÉTICA DE NUESTROS DÍAS...

La palabra poética de nuestros días está hecha de invenciones y de descubrimientos, de hallazgos y de sorpresas de todo tipo. Es palabra que no rehuye los posibles significados del silencio porque también el silencio forma parte de las percepciones de los hombres; y porque, de muchas maneras, también él refleja un mundo que ha conocido demasiadas ruinas o en el que demasiadas cosas están en ruinas. Ante el absurdo, silencio; ante lo irrepresentable, silencio; ante lo indescriptible, silencio. “El Homero del futuro –ha dicho alguien- no será ciego, sino mudo”.