martes, 29 de mayo de 2012

EL DESORDEN ANTERIOR A LA CREACIÓN...

     El desorden anterior a la creación del universo es el desorden de la ausencia de palabras. En Cien años de soledad, al hablarse de la fundación de Macondo, la voz narradora dice: “el mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre”. En la gran mayoría de las culturas, el génesis de todas las cosas es en la palabra. La ausencia de ésta es oscuridad, frío, vacío... El Enuma elish de los acadios, habla de un húmedo desorden anterior al orden sólido y luminoso que permitieron la presencia de los dioses y las palabras: "Cuando al cielo arriba no se le había puesto nombre, ni el nombre de la tierra firme abajo se había pensado ... cuando ningún dios había aparecido ni nada había sido nombrado con nombre..." Para los antiguos egipcios, de la palabra del dios Ra había surgido el mundo. El Popol Vuh, tras describir la negrura de un tiempo primero de desorden y silencio, concluye: “y entonces vino La Palabra". Para la tradición judeo-cristiana, la creación del mundo cobró forma en la palabra de Dios. En el verbo divino, dice la Biblia, comenzó el principio de todas las cosas. Por la palabra, el hombre sustituyó la confusión universal por signos. Al nombrar la realidad, las palabras pasaron a formar, ellas mismas, parte de la realidad. 

domingo, 27 de mayo de 2012

MI FUTURO...


     Trato de intervenir en el diseño de mis rumbos futuros. Esfuerzo inútil: en el camino sólo es posible el tiento. Mi futuro: puedo preverlo, imaginarlo, soñarlo, idealizarlo, temerlo... Nunca poseerlo.

sábado, 26 de mayo de 2012

HABÍA UNA VEZ...


Había una vez... las voces con que empecé a nombrar el mundo y a nombrarme dentro del mundo; voces como ésas con las que empiezan tantas preguntas infantiles: ¿qué es esto? ¿qué quiere decir aquello? ¿Por qué sí? ¿Por qué no?

Había una vez... las voces que empecé a leer y que leo. Me entretienen, me abstraen, me informan; pueden llegar a apasionarme, aunque no las perciba mías ni cercanas a mi universo. Pero en ellas descubro experiencias que me enriquecen y que, acaso, me conduzcan hacia mi propia sabiduría.

     Había una vez... las voces que comencé a escribir y que escribo: adheridas a mi propia historia; ecos, instrumentos, respuestas, propósitos, gestos, finalidad. Se relacionan con mi universo, pero también con texturas y acentos descubiertas en las páginas de libros de algunos autores: tonalidad y sentido de los que no podría apartarme.

viernes, 25 de mayo de 2012

ENTRE LAS IDEOLOGÍAS Y LAS VIVENCIAS...

     Entre las ideologías y las vivencias no podría acogerme sino a la opción de las vivencias. Lo más expresivo de la vida se traduce en exclamaciones, lágrimas, propósitos, ilusiones y risas. ¿Hay respuestas para nuestras humanas preguntas? Sí. Ellas existen en nuestros sueños, razones, verdades y recuerdos; en nuestra voluntad de acogernos a cuanto nos resulte luminoso y sustentador.

KAIROS Y CRONOS...


Nuestro tiempo nos construye. Cuanto acontece gira a su alrededor. Los antiguos griegos lo concibieron de dos maneras a las que dieron dos nombres diferentes: Kairos y Cronos. Cronos era la visión de lo temporal tal y como comúnmente la entendemos: irreversible sucesión de momentos que van construyendo itinerarios, historias, vidas. Kairos era el tiempo interior, temporalidad existencial haciéndose, deshaciéndose y rehaciéndose al interior de cada conciencia humana. Kairos: tiempo del mundo interior humano donde los recuerdos y los propósitos se entremezclan con el presente y con un anhelo de futuro; tiempo selectivo que, arbitrariamente, escoge iluminar u oscurecer, aumentar o minimizar, perpetuar u olvidar. Contradictoriamente, conviven en Kairos olvidos y obsesiones. Desde él, el ser humano se enfrenta a esa cruel realidad que es Cronos, casi siempre ajena a los deseos y propósitos de los hombres. Cronos dice a los hombres que el mundo y las cosas suelen estar muy lejos de su voluntad y sus deseos. Kairos, por el contrario, va construyéndose junto a pasos y actos, sueños y escogencias, ilusiones y propósitos; permitiéndonos descifrar argumentos en nuestras vidas, hilvanar en éstas el dibujo de un sentido. Cronos expresa la contundencia de una temporalidad que avanza irreversiblemente adentrándose en un futuro siempre desconocido. Señala, también, esa característica esencial del paso de los días: la fugacidad. Kairos, por el contrario, entreteje los vaivenes dictados por la memoria y la voluntad humanas, construyéndonos alrededor de ciertas comprensiones y esperanzas. Mientras Cronos nos desgasta lentamente, Kairos va nutriéndonos de percepciones y verdades, recuerdos y vivencias.

miércoles, 23 de mayo de 2012

EN SU LIBRO "LA GAYA CIENCIA"...

     En su libro La gaya ciencia, Nietzsche dio a la Humanidad uno de los más extraordinarios consejos que ningún ser humano le haya dado jamás: que cada quien sea capaz de convertir su vida en meta; que con actos y propósitos, logros y sueños, esfuerzos y fantasías logremos cubrir armoniosamente nuestros días vividos... Las exactas palabras de Nietzsche fueron: “¿Qué sucedería si un demonio te dijese: esta vida, tal como tú la vives actualmente, tal como la has vivido, tendrás que revivirla... una serie infinita de veces; nada nuevo habrá en ella; al contrario, es preciso que cada dolor y cada alegría, cada pensamiento y cada suspiro... vuelvas a pasarlo con la misma secuencia y orden... Si este pensamiento tomase fuerza en ti ... ¡Cuánto tendrías que amar la vida y amarte a ti mismo para no desear otra cosa sino esta suprema y eterna confirmación!”. Lo que Nietzsche nos está diciendo es que con nuestras limitaciones y posibilidades, junto a nuestras grandezas y miserias, en medio de nuestros mejores y peores momentos, al lado de muchísimas esperanzas y decepciones y creencias y sueños, logremos ser capaces de hallar plenitud en nuestros recorridos.

lunes, 21 de mayo de 2012

HOY QUEDA ABIERTO PARA LOS HOMBRES EL DESAFÍO...


Hoy queda abierto para los hombres el desafío de recuperar una ilusión de novedad; de metaforizar el camino hacia el porvenir como posibilidad, como superación de lo agotado, como vitalidad de lo inerte. Nuestro presente es el momento de lo posible irguiéndose por sobre lo caduco, el de lo necesario naciendo a partir de lo clausurado. ¿Quizá, después de todo, de lo que se trata es de entender que lo impredecible nos arroja, como único recurso de supervivencia, en brazos de lo utópico?

EN EL COMIENZO DE SU LIBRO "LA CONQUISTA DE LA FELICIDAD"...

     En el comienzo de su libro La conquista de la felicidad, explica Bertrand Russell: “Me convencí de manera profunda de que la mayoría de los seres humanos están poseídos por una honda infelicidad que se desahoga en odios destructivos, y que sólo mediante la difusión de una alegría instintiva se puede llegar a construir un nuevo mundo.” La conquista de la felicidad, ofrece a sus lectores una serie de consejos de elemental sentido común. Tal vez demasiado sentido común: muy rara vez la felicidad se apoya en él. Si sólo se tratara de eso, existirían muy eficaces fórmulas para obtenerla. Ni hay enseñanza de la felicidad ni hay garantías para conservarla. La noción de felicidad se relaciona, sobre todo, con el espacio de los espejismos individuales de cada quien. No todo el mundo concibe la felicidad de la misma manera ni la coloca en el mismo lugar. Tenemos que averiguar –y eso es algo que forma parte de los esenciales aprendizajes de nuestro camino- en qué lugar la ubicamos y cómo la definimos.

viernes, 18 de mayo de 2012

HACE UNOS AÑOS LEÍ ESTAS PALABRAS DEL POETA RAFAEL CADENAS...

     Hace unos años leí estas palabras del poeta Rafael Cadenas: “La fragmentación del mundo, tal vez conduce al fragmento, o a todo lo contrario, a la obra ordenadora.” Ordenamiento o fragmentación: sentido ordenador de la palabra que se propone reunir y relacionar, o reflejo fragmentario de la escritura que testimonia asombros y repentinos descubrimientos. El ordenamiento apela al ensayo: sentido poético de la organización y analogía de comprensiones, o de la jerarquización de las ideas y los argumentos. El asombro apela al fragmento: estética de lo azariento, del albur de los hallazgos y la de la intensidad de lo vivaz e irrepetible.

jueves, 17 de mayo de 2012

ES DEMASIADO FRECUENTE EN VENEZUELA...

     Es demasiado frecuente en Venezuela el fenómeno de la rebautización de las cosas, un afán por cambiar ﷓siempre según inmediatos intereses; frecuentemente políticos﷓  los nombres de las cosas, de los pueblos, de los lugares. Algo tan definitivo y representativo como pueda ser un nombre, corre en nuestro país el permanente riesgo de transformarse bruscamente en beneficio de algún ocasional homenaje hacia algo o hacia alguien. Un espacio se identifica con aquel término que alguna vez comenzó a definirlo y que después se integró a él para siempre. En los nombres permanece siempre algo de lo nombrado. El nombre de la cosa es la cosa; o, como dijo Demócrito: "la palabra es la sombra de la cosa". En su libro Una ojeada al mapa de Venezuela, Enrique Bernardo Núñez definió a nuestro mapa nacional de "directorio político" en el que los nombres se sobreponían unos sobre otros siempre en función de aleatorios homenajes. Alguna vez se ha escuchado entre nosotros la delirante proposición de cambiar, inclusive, el nombre  del país. Quien sugería semejante absurdo argumentaba que siendo profundamente despectivo en nuestra lengua el sufijo "zuela" resultaba muy poco digno el nombre de Venezuela. Por ello el proponente terminaba su increíble alegato sugiriendo un nombre sucesor que debía relacionarse con Simón Bolívar; creo que era algo así como Repúblicadelibertador.

martes, 15 de mayo de 2012

EN ESE TIEMPO EN EL QUE, COMO DIJO NIETZSCHE...

     En ese tiempo en el que, como dijo Nietzsche, “el desierto crece”, pareciera imponerse una ética asociada a supervivencia: moral construida por seres humanos obligados a dar un sentido a demasiadas horas que parecieran no tenerlo en absoluto.

lunes, 14 de mayo de 2012

EL ROSTRO QUE TENÍAMOS A LOS VEINTE AÑOS...

     El rostro que teníamos a los veinte años y el que tenemos cuatro o cinco o seis décadas después... ¿Qué mayor triunfo que conseguir que el segundo pueda aún reconocerse en el primero?

sábado, 12 de mayo de 2012

EN CIERTAS OCASIONES, ALGUNAS OBRAS DE ARTE...

     En ciertas ocasiones, algunas obras de arte logran expresar ciertos signos centrales del tiempo que las rodean. En el más célebre de los trabajos de Edvard Munch, El grito, una figura con la boca desmesuradamente abierta, se cubre los oídos con una expresión de angustia y terror en su rostro deformado. El grito, pintado como alguna vez dijera el propio Munch, a partir de un propio “infierno interior”, pudo acercar ese infierno personal de un solo individuo a la posible condición infernal de la Humanidad toda. Con El grito, Munch nos mostró a todos los hombres un mundo de paradójicos espacios vacíos y agobiantes, en los que, solitariamente, junto a infinitos otros, nos aplastamos entre todos.

viernes, 11 de mayo de 2012

EL INTELECTUAL VIVE EN MEDIO...


El intelectual vive en medio de dos pulsiones: la lucidez y la imaginación. La primera le lleva a identificar lo que ve; la segunda lo conduce hacia lo que le gustaría ver. Es, a la vez, un crítico y un utopista. De su mirada crítica suele originarse su visión utópica. Algunos de los más grandes sueños de la humanidad pudieron nacer de intelectuales que, insatisfechos frente a lo que los rodeaba, se propusieron imaginar ese mundo con el que hubieran querido rodearse.

jueves, 10 de mayo de 2012

INTERMINABLES PARADOJAS DEL CAMINO...


Interminables paradojas del camino: en él los aciertos conviven con los errores y las derrotas nos acercan a victorias que lucían imposibles.

     Los fracasos se convierten en impulso hacia genuinos avances.

     Vivimos la alegría junto a la tristeza y sabemos de la fortaleza tras intuir la debilidad.

     El tiempo inhóspito deja paso a la cotidianidad cobijante y la áspera intemperie llega a transformarse en acogedora morada.

     Reconocemos lo deseable tras saber qué nos repugna.

     Somos fuertes y, a la vez, débiles.

     Aceptamos eso que somos sabiendo que siempre existirán muchas cosas que no podríamos aceptar de nosotros.

     Nuestras frustraciones iluminarán posibles futuras alegrías, nuestros presentes extravíos podrían convertirse en venideras certezas y nuestras actuales convicciones augurar próximos desconciertos. Lo que más creemos saber acaso sea lo que más groseramente ignoramos, lo que más nos atemoriza tal vez sea lo que menos nos desoriente y lo que más nos exalta pudiera ser eso que con mayor fuerza nos condene a la confusión.

miércoles, 9 de mayo de 2012

LOS DIOSES SON LA RESPUESTA...

     Los dioses son la respuesta a las perplejidades del hombre: hechura de sus anhelos, moraleja de su existencia, sentencia de su destino. Los dioses mantienen la confianza del hombre en el mundo. Mueven los hilos del tiempo. Los instantes que dejan huella imborrable en el recuerdo de la historia son aquéllos en que los hombres hicieron posible sus sueños identificándolos a alguna particular deificación. En el rostro de los dioses se reflejan las ilusiones de los hombres. También el temor humano es artífice de los dioses. Muchas veces fue el terror quien les dio vida.

martes, 8 de mayo de 2012

EN SU LIBRO "LA INSTITUCIÓN IMAGINARIA DE LA SOCIEDAD"...


En su libro La institución imaginaria de la sociedad[1], Cornelius Castoriadis dice que “toda vida social tiene algo que expresar”. Y que “la historia es imposible e inconcebible fuera de la imaginación...” O sea: la historia de una nación, los itinerarios que ella ha ido construyendo en el tiempo, están muy relacionados con ciertas imágenes que esa nación proyecta de sí misma; con los dibujos o representaciones en los que se define y se muestra. Siempre según Castoriadis, esas imágenes, esos dibujos suelen identificarse con algunas instituciones-símbolos en las que encarnan la organización y la legalidad social, emblemas de eso que Castoriadis llama la “racionalidad” colectiva.

     Una sociedad que no cree en sus instituciones fundamentales, que desconfía de ellas y las contempla con permanente indiferencia o burlesco escepticismo es una sociedad desorientada, confusa ante su pasado y su presente, recelosa de sus huellas dentro del tiempo. Venezuela pareciera ser un país incrédulo ante todo cuanto pueda representarla institucionalmente. De alguna manera, y prosigo con los razonamientos de Castoriadis, los venezolanos nunca pareciéramos haber actuado “racionalmente” ante nuestras principales construcciones colectivas. Somos una nación de centros desdibujados, de asideros ausentes. Nos arropan muy pocas tradiciones. Sentimos tal vez que, como nación, nos movemos y nos hemos movido siempre al margen de las referencias, más allá de las hilvanaciones, lejos de las consolidaciones, fuera de los espacios tallados por una tradición.


[1] Madrid, Tusquets editores, 1983

domingo, 6 de mayo de 2012

EN SU TRABAJO...

     En su trabajo, Seis propuestas para el próximo milenio, Italo Calvino contempla la experiencia del tiempo occidental a través de ciertos libros donde emblematizan centrales itinerarios de los hombres. En libros como La Metamorfosis de Ovidio, La Divina Comedia, El Quijote, Hamlet o Robinson Crusoe, Calvino evoca signos representativos del tiempo humano. Signos como “levedad”, “rapidez”, “exactitud”, “visibilidad” “multiplicidad”... Levedad y ligereza, dice, aluden a comportamientos humanos ideales tanto para escribir como para sobrevivir; rapidez necesaria para razonar y actuar, en la palabra que escribimos y en la existencia que construimos. La visibilidad permite al hombre distinguir el tiempo que lo rodea desde la imaginación y desde lo imaginario. Y, por último, el signo que Calvino señala como el más afín a nuestros días: la multiplicidad. Multiplicidad que es muchas cosas: pluralidad, dispersión, variabilidad, bullicio. Para Calvino, la escritura contemporánea es multiplicante porque siempre puede añadirse algo a lo decible. La multiplicidad definiría un mundo como el nuestro, donde, como dice Calvino “Ha dejado de ser concebible una totalidad que no sea potencial, conjetural, múltiple”.

sábado, 5 de mayo de 2012

NUESTRA ÉPOCA MUESTRA TANTO LA ESTRIDENCIA......


Nuestra época muestra tanto la estridencia de los dialectos como la universalidad de las ritualizaciones. De un lado, la semejanza superficial que no es sino sólo aparente similitud; del otro, la multiplicación de palabras de encierro que son localismos infinitesimales, parlas de sectas y catacumbas. La traducción abre el camino a la posibilidad ética de las palabras. Por medio de la traducción podrían comunicarse y entenderse las diferencias genuinas y necesarias, las pluralidades legítimas. La validez de las diferencias se apoyaría en la traducción. Ella establece que las palabras de los hombres tienen, todas, derecho a existir; que las tradiciones y costumbres pueden dialogar sin enfrentarse, todas merecedoras de ser escuchadas y comprendidas.

miércoles, 2 de mayo de 2012

EL LENGUAJE DE LA POESÍA POSTULA...


El lenguaje de la poesía postula una de las más auténticas formas de conocimiento: el que intuye las distintas verdades contenidas en cualquier afirmación, el que insinúa la infinitud de lo ignorado junto a la ínfima realidad de lo realmente conocido. Por la palabra poética el hombre reencuentra el universo dentro de sí mismo y acerca la infinita vastedad exterior a su individual experiencia; y tiende a descubrirse a sí mismo como una parte de la totalidad, apenas ínfimo eco de la realidad universal. Existen verdades que sólo la palabra poética puede nombrar, descubrimientos y revelaciones que únicamente ella es capaz de comunicar. Propende a lo dubitativo y lo circunstancial. Predica el conocimiento del tiento, el de los aprendizajes siempre inconclusos, el de los interminables añadidos, el de los eslabones encadenados en una sabiduría que está hecha de una inacabable suma de incertidumbres. El saber poético es humilde porque la incertidumbre está condenada a serlo. Nos obliga a la mesura y a la cautela.

martes, 1 de mayo de 2012

LOS LIBROS INOLVIDABLES Y LOS OLVIDADOS...

     Los libros inolvidables y los olvidados, los famosos y los desconocidos, los publicados en tirajes de millones de ejemplares y los editados en apenas unos cuantos centenares: todos, si son la consecuencia del esfuerzo genuino de un ser de palabras que creyó en su obra y lo apostó todo a ella, forman parte de las visiones humanas. Son un signo. Poseen un valor. Ningún ser de palabras podría predecir el juicio que la posteridad reserve a sus libros; para él, sólo cuenta el tiempo de su escritura, el presente de su juego de palabras. No tiene otra opción que el compromiso con sus voces y su potestad para decirlas.