lunes, 24 de octubre de 2011

A LA PREGUNTA...

     A la pregunta ¿qué busco al escribir? He ido hallando en el curso de los años mi respuesta: escribo para expresar descubrimientos y curiosidades, para organizar comprensiones, para enfrentar la interminable confusión de casi todo. Escribo mucho más que para expresar el mundo, para reconocerme en el mundo. Escribo para conjurar el natural desconcierto o el tedio. Escribo para hacer señas con mis voces tratando de llamar la atención sobre esas palabras que pronuncio en medio del infinito vocerío del mundo. Escribo porque escojo; porque es imposible decirlo todo, y escribir me enseña a no decir de más, tampoco de menos: sólo lo preciso, lo necesario. Escribir me enseña, pues, a callar. O lo que es lo mismo: escribir me ha enseñado a valorar el silencio. Paradójicamente, quizá escriba porque aprendí a amar el silencio.