miércoles, 26 de octubre de 2011

LEER, ESCRIBIR, VER CINE....


     Leer, escribir, ver cine: actos que, de manera muy distinta, me acercan al mundo tanto como a mí mismo. Me encierro en una sala, oscura y apacible, sentado en una cómoda butaca y envuelto por imágenes y sonidos que traen hasta mí rasgos del afuera: trazos que, a veces, identifico con mi rostro y mi camino. Leo libros; o me siento frente a la pantalla de mi computador o ante la página en blanco, y me acompaño por esas palabras con las cuales entiendo y comunico cuanto pudiera resultarme necesario comprender o decir... La película que veo me muestra simbolizaciones del mundo. La página que leo o la que escribo me centra en mi mundo. 


     Las imágenes que surgen sobre una luminosa pantalla, las voces que van apareciendo sobre superficies planas y claras... Signos, formas que me permiten entender ese tiempo que me rodea y ese tiempo que soy. Las imágenes son más rápidas y contundentes, también más aleatorias en su recuerdo; las voces, más lentas y persistentes en las opciones que ellas señalan... Aquéllas me golpean con fuerza, deslumbrándome, desconcertándome: reflejos de realidades que distingo dentro o fuera de mí; las palabras, ecos de opciones convertidas en espacios de experiencia, me van configurando muy lentamente en mis superficies, junto a mi destino...