jueves, 30 de mayo de 2013

MUCHO MÁS QUE UN JUEGO


Acaso sea un especie de rompecabezas o tal vez un peculiar ajedrez solitariamente jugado por el jugador con piezas cuyos movimientos él decide.

Es el jugador quien entiende su juego y adivina su posible desenlace.

Es el jugador quien conoce las reglas que definen al juego, la duración que éste tendrá y cuál será su gratificación.

Solo frente a las recompensas de su juego, el jugador sabe que en éste reposa un sentido que apoya, incluso, la razón de su existencia.

lunes, 27 de mayo de 2013

QUIMERAS SE DESMORONAN POCO A POCO...


Quimeras se desmoronan poco a poco, o acaso de repente, dejando en mi boca un sabor a pérdida y hastío.

Demasiado pasos no alcanzan la firmeza que llegué a otorgarles.

Regreso a mi rincón y me arropo con la calidez de lo reconocido.

Muchos descubrimientos me hablan del inmenso contraste entre el antes y el ahora, me dicen que a cada sueño sucede un despertar y que son necesarias cada una de mis horas, aún las más oscuras -o, acaso, precisamente las más oscuras-
para forjar mi rostro caminante.

Tras muchas peripecias y encuentros y desencuentros, tras largas esperas,
inapelables verdades terminan por llegar.

sábado, 25 de mayo de 2013

ME AFERRO...


Me aferro a esos actos que me definen o me apoyan. En algo así como un juego, o eso que he dado en llamar juego, reconozco la posibilidad de distinguir dos cosas en mi tiempo: armonía y sentido.

martes, 21 de mayo de 2013

NECESARIAS RUTINAS



Me sobreviene, como de improviso, la convicción de la torpeza o el error.

Para conjurarla elaboro rutinas que me afirmen por entre lo posible y lo necesario.

Junto a mi lucidez atravieso orillas de muy delgados filamentos.

Me digo que sólo la esperanza me permitirá continuar.

sábado, 18 de mayo de 2013

LÚCIDAMENTE ACEPTO


Nunca lograré entender muchísimos rostros;
ni, tampoco, sabré como responder a eso que se considera necesario decir.

Anoto descubrimientos en los que deposito respuestas, verdades, conclusiones…

Cuanto me sucede es un hito dentro de mi largo camino de espejismos o realidades.
Unos y otras dependen de mi memoria.

Lúcidamente acepto que las armonías existen.
Trato de reconocerlas en mí,
de reconocer que hay verdades que debo alcanzar por mí mismo.

miércoles, 15 de mayo de 2013

ESCRIBO PORQUE...


Escribo porque…
preciso sostenerme en un compromiso ético, y porque junto al placer que siento haciéndolo también he decidido cubrir mis comprensiones con voces de imaginación y de esperanza.

Escribo porque…
elijo mi solitario destino de jugador de un juego cuyas reglas solo yo conozco; porque me obligo a palpar, no la palabra cotidiana, la del día a día, sino la otra: la elegida, la luminosa, la siempre protagonista; porque necesito hacerme eco de eso que no puedo callar.

Escribo porque…
quiero dejar constancia de que vivo, de que estoy vivo; porque desde muy temprano se hizo costumbre en mí rechazar obediencias impuestas; porque me obligo a reconocerme en esas voces que surgen como anunciándose desde mucho tiempo atrás; porque quiero dibujar mis días alrededor del juego de la escritura (y como se ha dicho tantas veces nada hay más sagrado ni trascendentalmente humano que el juego) en el que todo se trata de hablarme a mí mismo y de convertir curiosidades y descubrimientos en significado y el significado en rumbo.

Escribo porque…
poseo la certeza de que mi vida debe, necesariamente, poseer un sentido; un espejismo del que no puedo prescindir y, acaso, escribir sea mi manera de alentarlo; porque en vez de insertarme en tantos espacios compartidos por muchos o por todos, necesito aferrarme a eso que me pertenece y me sustenta y me hace ser parte de algo que solo tiene que ver conmigo.

Escribo para darle alguna forma al tiempo y hacer que mis voces se parezcan a las cosas que me suceden y rescatar ese centro que me pertenece.

Escribo como un acto de preservación.