viernes, 27 de julio de 2018

KAFKA, EN SU "CARTA AL PADRE"...


Kafka, en su Carta al padre, identificó lo que para él parecía ser lo único verdaderamente importante en la vida de una persona: “Casarse, fundar una familia, aceptar todos los hijos que vengan, mantenerlos en este mundo inseguro y hasta guiarlos un poco es, estoy convencido, lo máximo que puede conseguir un ser humano…”
Paradoja del artista que minimiza su creación; contradicción del creador que desconfía de su potestad de crear; y, en su lugar, anhela lo que luce como un destino común a la inmensa mayoría de los hombres: perpetuarse en sus hijos. Kafka pareció desconocer la valía de su obra, con lo cual metaforizó, en su propia persona, una realidad terrible presente en sus escritos: la imposibilidad. Imposibilidad de todo: de creer, de esperar, de hacer, de ser… Y, sin embargo, Kafka continuó incansablemente escribiendo hasta el final de sus días. Como él mismo afirmó: “… escribiré a pesar de todo, categóricamente; es mi lucha por la conservación de mi existencia.”
Kafka escribió porque la escritura fue su única manera de resistir, de vivir. Mucho más que de publicar, de alcanzar fama, se trató para él de ofrecer al exterior, al mundo del afuera, su humano testimonio. Y, con sus escritos, atestiguó imágenes que, desde entonces, los hombres comprendemos muy bien porque señalan algunos de los más terribles y precarios aspectos de nuestra contemporaneidad.

sábado, 21 de julio de 2018

EL INTELECTUAL DEBERÍA...


El intelectual debería conservarse inocente y curioso a la vez; inocente en la autenticidad de sus preguntas, curioso en la indagación de respuestas. Tampoco debería perder su capacidad de soñar y dejarse envolver por sus sueños. Es un testigo y un intérprete. Dos sustentos lo guían: la lucidez y la imaginación. La primera le permite identificar lo que ve; la segunda, lo conduce hacia eso que desearía ver.

viernes, 13 de julio de 2018

ELIGIENDO...


Eligiendo nos elegimos; nos afirmamos y, a la vez, nos limitamos dentro del tiempo.
Eligiendo acertamos a veces y a veces erramos; pero, eventualmente, crecemos junto a las secuelas de cada elección.
Eligiendo nos identificamos a un sentido y nos proyectamos sobre un destino.
Eligiendo vivimos, actuamos, somos...