sábado, 26 de mayo de 2012

HABÍA UNA VEZ...


Había una vez... las voces con que empecé a nombrar el mundo y a nombrarme dentro del mundo; voces como ésas con las que empiezan tantas preguntas infantiles: ¿qué es esto? ¿qué quiere decir aquello? ¿Por qué sí? ¿Por qué no?

Había una vez... las voces que empecé a leer y que leo. Me entretienen, me abstraen, me informan; pueden llegar a apasionarme, aunque no las perciba mías ni cercanas a mi universo. Pero en ellas descubro experiencias que me enriquecen y que, acaso, me conduzcan hacia mi propia sabiduría.

     Había una vez... las voces que comencé a escribir y que escribo: adheridas a mi propia historia; ecos, instrumentos, respuestas, propósitos, gestos, finalidad. Se relacionan con mi universo, pero también con texturas y acentos descubiertas en las páginas de libros de algunos autores: tonalidad y sentido de los que no podría apartarme.