Acaso sea un especie de rompecabezas o tal vez un peculiar
ajedrez solitariamente jugado por el jugador con piezas cuyos movimientos él
decide.
Es el jugador quien entiende su juego y adivina su posible
desenlace.
Es el jugador quien conoce las reglas que definen al juego,
la duración que éste tendrá y cuál será su gratificación.
Solo frente a las recompensas de su juego, el jugador sabe
que en éste reposa un sentido que apoya, incluso, la razón de su existencia.