Decimos de algo que es nuevo no porque
rompa con el pasado o nada tenga que ver con él, sino porque nos permite ver lo
anterior bajo una nueva luz. Llamamos, entonces, nuevo lo que nos lleva a
distinguir diferentemente, a pensar o a sentir de otra manera. Lo nuevo nos
mueve, nos obliga a reconsiderar ideas y convicciones, valores y propósitos; a
descubrir verdades que terminamos por convertir en puentes entre la realidad
exterior y la realidad de nuestro mundo interior.