Quien educa aprende. Aprende de la
curiosidad ajena, de las razones de quienes escuchan sus razones, del
imperativo de repensar lo ya expresado, del apremio de coherencia, del
requerimiento de humanidad, de la estética de sus voces, de la ética de sus
argumentos, de la fuerza de sus conclusiones, de la hilvanada continuidad de
sus interrogantes...