Suele definirse a la escritura como el más solitario de los
oficios Afirmación cuestionable. Si bien es cierto que solitariamente
escribimos, lo hacemos siempre con el convencimiento de un destino y la
convicción de un destinatario para cuanto nos resulta imposible callar. “Las
verdades que se callan se hacen venenosas”, dijo Nietzsche. Y acaso ése sea uno
de los puntos de partida de la escritura: colocar nuestro amor por las palabras
al servicio de la comunicación de descubiertas verdades. A medida que vivimos,
utilizar nuestras voces para nombrar certezas junto a las cuales nos dibujamos nosotros
mismos.