Individualmente
somos; individuales nuestras convicciones y creencias, sentimientos y
esperanzas, miedos y sospechas. Individualmente asumimos
aprendizajes afirmándonos sobre ciertos propósitos. Sin embargo, nunca podría dejar de
concernirnos el mundo que contemplamos; aceptándolo o
negándonos a aceptarlo, pensando, por ejemplo, que el porvenir debería ser su absoluta
contradicción. Y nos acogemos, junto a otros muchos como nosotros, a una visión
de futuro capaz de borrar la imagen de este cercano ahora que nos decepciona y
asquea, junto a la esperanza de su imposible reiteración.