La acción del poeta es un bautizo; y el acto de enseñar, un diálogo.
Leemos
al poeta y nos comunicamos con él de la misma manera como
escuchamos al maestro. Las dibujadas voces del poeta se dirigen a nosotros igual
a como lo hace la voz del maestro. Leemos y nos acercamos a ciertos modos de
escritura: géneros, estilos, entonaciones… De la misma manera, todos
necesitamos maestros y todos, en algún momento de nuestras vidas los hemos
elegido. La escogencia de ambos, autores y maestros nos describe.