“Ser poeta no es una ambición mía, es mi
manera de no estar solo” Fernando Pessoa
Nunca estamos solos al estar verdaderamente acompañados por nuestras voces; y, sobre todo, cuando el corolario de esa compañía es el descubrimiento de la vocación a la que estamos destinados.
Una vocación: entrega,
compromiso que nos apoya y, a la vez, nos ayuda
-como dice Pessoa- a no estar
solos. Y es que no estamos solos si podemos permanecer al lado de esa apuesta
personal por nuestras más genuinas aptitudes, de ese impulso necesario para crecer en nuestra vida.
Junto a toda vocación se
encuentra el sentimiento de un destino asociado a eso que amamos hacer y nos
encarna en nuestra más genuina autenticidad. Convertimos nuestra vocación en expresión de
un juego que nos relaciona con la existencia y con nuestra manera de extraer de
ella un sentido que precisamos distinguir.