domingo, 27 de octubre de 2013

LA VIDA: ELLA ES Y SERÁ...

La vida: ella es y será siempre lo primero; y de lo que se trata y no podría nunca dejar de tratarse es de aprender a vivir, valorando lo que merezca valorarse, esforzándonos por entender lo que realmente importa.
“La existencia –dijo alguna vez Sartre- no es un regalo y cada quien está obligado a legitimarla con sus actos.” Y yo añadiría: no sólo con sus actos sino también con sus miradas y testimonios, con sus creencias y recuerdos, con sus opiniones y convicciones; en fin, justificarnos en nuestras respuestas y en nuestra búsqueda de respuestas, así como en ciertas verdades alcanzadas en un incesante diálogo con el afuera y con nosotros mismos.

Nuestras verdades: revelaciones que fueron dibujándose alrededor de algunas personales formas de fe; comprensiones que surgieron, transparentes, luminosas e irrefutables ante nosotros.  Solemos reconocerlas alrededor de ciertas palabras definitivas. Alguna vez escribí: “Las palabras felicidad y serenidad son las del final del camino. Las aprendemos tarde. Saber vivir es saber pronunciarlas”. Hoy añadiría que para llegar a descubrir esas palabras es preciso haber reconocido antes otras voces igualmente necesarias: ética, compromiso, responsabilidad, coherencia, voluntad…