Obsesivamente desfiguro recuerdos.
Mis voces, una vez dichas regresarán; y forzado por esas
palabras que no supe callar, deberé enfrentarlas.
Pretendo desobedecer demasiada realidad desde los límites donde
no podría traicionarme.
El silencio será mil veces preferible a la ensordecedora
estupidez.
Reitero lo que pretendí en muchas páginas desechadas:
hablarme a mí mismo, nombrar similitudes entre las cosas más diversas, deformar
muchos rostros superpuestos...