¿Quién no ha sentido
alguna vez que los días saben a poco o a fraude, o que se presentan demasiado
iguales a sí mismos; o que, peor aún, parecieran no conducirnos hacia ningún
lado? ¿Que nos rodean la monotonía de la reiteración, o el
sopor de demasiadas rutinas? Frente a ello me propongo oponer el significado de
algunas visiones y convicciones, mi voluntad por hacer realidad ciertos sueños
y propósitos. Se trata de apoyarme en respuestas con las que conjurar la
pesadilla de un tiempo sin significado. Se trata, también, de vivir el día a
día y de absorber la médula de ciertos instantes; de soñar metas y escenarios sobre
las cuales proyectar una invención de mi rostro.