Vivir es sumar huellas y escribir es conjeturar
verdades. El tiempo vivido queda como recuerdo. La palabra escrita permanece
como argumento. Al vivir creamos una experiencia y al escribir nos entregamos a
la escritura que evoca esa experiencia. Trazo en el tiempo y trazo en la
página: analogía entre las palabras que escribimos y los pasos que damos. Al
andar, diseñamos un destino. Al escribir, lo postulamos como el único destino
posible. Caminamos nuestra vida y la escribimos. Escribimos sueños y reflexiones
en páginas que nos revelan. Un paso sucede a otro paso, una palabra continúa a
otra. Pasos y palabras: marcha, imagen, gesto. Todo sucede a todo y precede a
todo en una larga e ininterrumpida cadena de eslabones siempre particulares y
diferentes: todos relacionados entre sí, todos significativos...