“El que cierra los ojos se convierte en morada de todo
el universo.
El que los abre traza las fronteras y permanece a la intemperie”. Olga Orozco
El que los abre traza las fronteras y permanece a la intemperie”. Olga Orozco
Prisma: punto de
vista, perspectiva. Me sitúo frente a las cosas; ante ese mundo que se halla
ante mí: rodeándome, cubriéndome.
Ante el mundo del
afuera está el mundo de mis adentros, mi
conciencia. El prisma de mis miradas apunta en una dirección o en la otra. Miro
fuera de mí o miro dentro de mí. Todo pasa por un prisma, el prisma de mi
tiempo, de mi circunstancia. No importa cuál sea el destino de mis miradas, no
importa su intensidad o su trascendencia: dependen de eso. Tienen directa
relación con esa perspectiva a la que estoy unido, que me pertenece, que no me
abandona; que tiene que ver con mi voluntad, con mis obsesiones, con mis espejismos…
Consciente o
inconscientemente todo lo contemplo a través de mi prisma. Él me hace ver; me permite
distinguir, discernir. Me acerca a lo que quiero acercarme y me aleja de eso de
lo que he decidido alejarme. Trato de aproximarme a las cosas, a casi cualquier
cosa, a través del prisma que sea necesario para mí, para la firmeza de mis convicciones
y mis propósitos.