“El pecado original –dijo Walter
Benjamin- es el acto del nacimiento de la palabra humana”. El pecado original
fue la ruptura con una feliz ignorancia primera del hombre, muy cercana a la
condición animal. Esta idea me recuerda muchísimo a lo que dice Cioran en su
libro La caída en el tiempo: el
inicio de la condición humana fue la ruptura con Dios, el fin de la permanencia
en el Paraíso. El del Edén fue el tiempo de la felicidad del hombre apoyada en
una absoluta cercanía con lo natural. La aparición de la inteligencia y sus
signos esenciales: ambición, desobediencia, curiosidad, desafío, señaló la
diferencia entre hombres y animales, diferencia que tuvo como principio la
aparición de las palabras. Ellas fueron el primer signo de la lejanía entre el
hombre y la naturaleza, la forma intermediadora entre uno y otra. El ser humano
ya no podría vivir feliz e ignorante como los animales porque entre el mundo y
él se interponían las palabras. Sólo al comenzar a hablar los hombres se
hicieron realmente humanos.