El mundo: a
veces, cercano; otras, lejano, lejanísimo. En ocasiones, familiarmente
comprensible; otras, indescifrable, amenazador incluso. Me supera. Me
desconcierta. Me abruma. Lo vivo: aceptándolo o padeciéndolo, rehuyéndolo o
enfrentándolo. Acompaño su armonía o confronto su rigor desde el lugar de mi conciencia: ese sitio donde todo pasa a
hacerse significado; más que un espacio, una paulatina e interminable construcción.
El mundo va por
su lado y mis comprensiones de él por el suyo; pero estoy forzado a apoyarme en
mis comprensiones y entender las cosas desde mi perspectiva. Item perspectiva era una voz latina que significaba “mirar a
través”: noción relacionada con la natural abstracción de la mirada;
pero, sobre todo, con una manera de ver las cosas desde nosotros mismos: desde
eso que es y ha sido nuestro tiempo, desde los recuerdos de nuestras vivencias
y de tantas y tantas paradojas como las que habitan en nuestro espíritu.