Aventuras y desventuras son, ambas, los signos de tu marcha. En ellos esclareces el misterio de los días.
Será tu palabra una manera de describir ciertas efigies reflejadas por tu espíritu. Será tu palabra la llamada a convertirte en creador de universos subrepticios. Será tu palabra tu forma de acercarte o distanciarte de lugares, épocas, rostros..
Describes la memoria de un pasado que es, sobre todo, atmósfera. Con cierta irreverencia traduces las ideas y venidas del tiempo. En él te predices junto a una voluntad convertida en tu brújula y tu timón.
Te esfuerzas por mirar la vida cara a cara y contemplar con ojos nuevos cada hallazgo. A veces, intenciones que auguraban claros aciertos, pudieron deshacerse en torpezas que quebraron muchas horas de sosiego y armonía.
Equívocos y errores significan la disolución de tus más queridos talismanes.
Sobrevives al infortunio junto a ciertas ambiciones coloreadas en la ficción de lo excesivamente real.
El pasado se incrusta en numerosos recintos que, alternativamente, te amparan o desprotegen. Junto a ellos albergas ilusiones donde conjurar la muerte prematura que, en ocasiones, pulula a tu alrededor.