Una botella lanzada al mar, destinada a la eventual complicidad entre ese náufrago que escribe un mensaje que, brevemente, señala su resignación, su aliento de sobreviviente arrinconado, y un receptor futuro, ignoto lector de esas palabras que solo la fortuna llevó hasta él.
La respuesta a esa carta, acaso, nunca llegue; pero el náufrago persiste en su esperanzado afán de supervivencia.