En el oscilante término del tiempo recorres lugares que son, a la vez, presagio, error y acierto. El límite de tu resistencia responde a la espiral de los días. Sobre ella construyes atmósferas y firmamentos, evocas viejas fantasías y eliges promesas en medio de desenlaces y giros inesperados...
Te afirmas ante un cielo construido entre cuatro paredes, un techo y un suelo. Te afirmas ante irreales espejos capaces de aproximarte a todo o alejarte de todo. Te reflejas sobre imaginarios con forma de encierro: justo, protector, sencillo y cobijante encierro.