El destino, con sus ilusiones y ensoñaciones, pocas veces descifrable en la opacidad generalizada del ahora, intuido acaso desde los comienzos de un tiempo que se desvanece en la memoria, con su imaginario de conclusión, de ciclo final de tantos desenlaces.
¿Quién evoca el destino y sus secuelas? El alma, el alma siempre en busca de sí misma, el alma redimiéndose de las carencias de su ahora.