Desolados paisajes, reflejo de un estado de alma; imaginarios de una intención de perdón, tensión de hilos que pudieran romperse al tratar de enmendar el fardo de los remordimientos.
Contradictorios paisajes que alzan al cielo nostalgias tardíamente reconocidas cuando la enmienda resulta ya imposible.
Paisajes desesperanzados: páramos insensatamente sucesivos donde se relacionan logros y promesas alcanzadas con firmamentos convertidos en tenues formas de derrota.