En su
Ética a Nicómaco, Aristóteles se
propuso explicar la razón por la cual los seres humanos hemos venido al mundo. Su
respuesta fue contundente: hemos venido a ser felices; a vivir de la manera más
plena, aprovechando cuanto hayamos podido aprender de nosotros y desde
nosotros. La sabiduría humana no tendría, pues, otro sentido que ése: ayudarnos
a los hombres a conquistar la felicidad.
He
seleccionado cinco versiones que sobre el tema de la felicidad dieron Borges y
Nietzsche. Escuetamente dos autores y diez comentarios tan exactos como
irrefutables.
Según
Borges:
“Los
jóvenes son aficionados a la infelicidad: ponen lo mejor de sí mismos en ser
infelices, y generalmente lo consiguen”.
“Feliz
el pobre sin amargura o el rico sin soberbia”,
“Ser
feliz no es cualidad menos plausible que la de ser genial”.
“A mí
también la vida me dio todo. A todos la vida les da todo, pero los más lo
ignoran”.
“He
sospechado alguna vez que la única cosa sin misterio es la felicidad, porque se
justifica por sí sola”.
Según
Nietzsche:
“… la
vejez y la sabiduría, llegan a ti por el mismo cauce; así lo quiere la
naturaleza. Entonces, deja, sin indignarte que las brumas de la muerte se
acerquen”.
“La
madurez del hombre es haber vuelto a encontrar lo serio de cuando se era niño”.
“Cuanto más se acrece su conocimiento,
tanto más se siente el hombre en su rincón”.
“Cuando
se ve claro el ‘porqué’ de la propia vida, se concede poca importancia al cómo
de ésta”.
“Muchos
hombres están tan acostumbrados a estar solos consigo mismos, que desarrollan
el monólogo de su existencia en un estado de espíritu apacible y alegre, en
agradables conversaciones consigo mismos y hasta en risas. Pero si se les
obliga a compararse con otro, propenden a una sutil depreciación de sí mismos,
hasta el punto que es preciso forzarles a aceptar de otro una buena y justa
idea de sí mismos, y aun de esta idea adquirida querrían rebajar y corregir
alguna cosa. Es preciso, pues, conceder a ciertos hombres su soledad y no ser
lo bastante tonto, como se hace frecuentemente, para compadecerse de ellos”.