viernes, 6 de noviembre de 2020

PALABRA DE LIBERTAD

    Recuerdo la afirmación del poeta y ensayista Gastón Bachelard: “Hay que escuchar a los poetas.” ¿Quiénes son ellos? Ante todo, seres que aman la libertad y la describen. Sin ella no existiría significado alguno para sus voces. La libertad es la razón primera de su esfuerzo creador. Acaso por eso suelen ser los poetas las primeras víctimas de sistemas herederos de ideologías de miedo y de muerte.

    Con sus voces los poetas se relacionan con el tiempo. Nos hablan desde su conciencia convertida en atalaya. Testigos e intérpretes guiados por su sensibilidad, su lucidez y su imaginación, escriben para reencontrarse consigo al interior de un orden verbal gobernado por íntimas formas de coherencia. En sus palabras reconocemos imaginarios humanos individuales y colectivos. 

    En algún momento de su obra, Czeslaw Milosz, Premio Nobel de Literatura, se pregunta: “¿Qué es la poesía que no sirve a las naciones o a la gente”. Y concluye: “la poesía está obligada a servir a las naciones y a la gente”. Es decir: ella es, por sobre todo, útil; poseedora de un esencial porqué: orientar a los hombres, ayudándolos a entender y a valorar las cosas; enfrentados, individual y socialmente, a una irrenunciable urgencia de libertad.