Una imagen vale más que mil palabras, reza el
conocido adagio. En realidad, ambas, imágenes y palabras, se reúnen en una
misma finalidad: permitirnos entender ese universo que nos rodea y ese universo
que somos. La voz que nombra la imagen, la imagen que refuerza la voz: la una
complementando o enriqueciendo a la otra… Ambas fundamento de argumentos forjados
por nuestra conciencia; igualmente necesarias las dos para permitirnos entender
la vida y manejarnos con ella.