Escritor, ensayista, poeta y docente venezolano. Ganador del Premio Nacional de Ensayo Mariano Picón Salas del Ministerio de la Cultura de Venezuela en 1992, fue miembro del jurado de dicho premio en la edición de 1993. Igualmente fue miembro del jurado del Premio Internacional de Cuento Francisco Herrera Luque y Presidente del I Congreso de Legislación Cultural Municipal, realizado en en febrero del año 1993 en la Universidad Simón Bolívar.
lunes, 21 de diciembre de 2015
LAS CERTEZAS DE LOS HOMBRES...
Las certezas
de los hombres tienden a parecerse: la mayoría frecuenta
el horror a un tiempo sin significados.
domingo, 13 de diciembre de 2015
IDEAS E IDEOLOGÍAS
Enfrentadas a las ideas vivas que son una secuela de nuestra
libertad y de nuestra afirmación dentro de ella, las ideologías significan la total
aniquilación de la libertad individual.
Ideologías: intrumentos de manipulación y ceguera, de
intolerancia y fanatismo; absolutos al servicio de la intromisión de otros en nuestra
conciencia individual, las ideologías nos arrastran a la adoración de fórmulas
y a la obediencia de dogmas y evangelios.
Las ides conviven con las ideas; las ideologías no:
inmutables, existen únicamente para exigir obediencia. Demandan acólitos que
las impongan a todos los otros, a sangre y fuego de ser necesario.
Frente a la incertidumbre que vive en toda idea, las
ideologías erigen certezas absolutas. Nadie tiene el derecho a exigir que su
idea sea la única razonable; por el contrario, las ideologías asumen la
inexistencia de la duda y todo concepto fuera de ellas es sinrazón.
Las ideas aceptan y aceptarán siempre al “vosotros” junto al
“nosotros”; algo imposible para las ideologías negadoras de toda forma de
diálogo con la otredad, con la diferencia…
Un dogma que todo lo explique, una ideología que todo lo defina:
diversas formas de inhumanidad, de negación de la complejidad y contradicción
que supone ser hombres. Respuestas falsas. Absurdamente falsas.
jueves, 10 de diciembre de 2015
DESCONFIANZA POR LOS ABSOLUTOS
La desconfianza hacia los absolutos pareciera muy
vieja en nuestra cultura occidental. Ya en sus Confesiones, San Agustín
recomendaba a los hombres no perderse en la indescifrable vastedad de los
afueras sino orientarse sobre todo en su propio mundo interior. Muchos siglos
después, Miguel de Montaigne descreyó de los absolutos. En sus Ensayos propuso mirar y entender siempre
desde la propia experiencia y la propia ética; y, desde ellas, hallar
respuestas a sus principales preguntas. Así, afirmó alguna vez haber escrito
toda su obra desde una sabiduría “del repliegue”. Una sabiduría del tiento, de
la mesura, de la interminable incertidumbre. Fue, en fin, un pensador moderno
que supo mostrar que la razón estaba para ayudar a los hombres a entender y
entenderse a sí mismos. Una y otra vez, regresó Montaigne al viejo dicho de
Protágoras: “el hombre es la medida de todas las cosas”; lo que, en modo
alguno, suponía afirmar que el hombre fuese el centro de todo; sino, más bien,
destacar que mientras el destino humano había reposado en la voluntad de un
Dios todopoderoso e inalcanzable, sus grandes preguntas sólo podían ser
respondidas por ese Dios; pero cuando las preguntas pasaron a pertenecernos a
los hombres, entonces tocó a ellos mismos responderlas. Y tal vez allí comenzó
la percepción humana de una nueva vulnerabilidad: moderna, emparentada a
sentimientos de soledad emparentados a la ausencia los dioses o a la
desaparición de Dios.
martes, 1 de diciembre de 2015
RECONOZCO... Y...¡FELIZ CUMPLEAÑOS!
"Reconozco que preciso contemplar el mundo junto a alguien cuya
mirada acompañe la mía. Reconozco la imposibilidad de transitar solo por entre
tanto instante sin sentido…"
¡Feliz cumpleaños, Irma!
LA DROGA...
La droga: una metáfora de la cobardía humana, del miedo a la
libertad o a la imposibilidad de enfrentar la libertad; una falsa respuesta. En
su consumo acaso encarna
cierta necesidad del hombre contemporáneo por escapar al temor o la inseguridad
ante demasiada carencia de razones y frecuentes sentimientos de vulnerabilidad
sin escapatoria. En fin: una metáfora del miedo y una secuela de la creciente
inhumanidad de lo humano.
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