Habló Nietzsche de ese sitio personal e íntimo que vamos
construyendo a lo largo de nuestra vida y que termina por convertirse en una
mezcla de cobijante morada y prisión; espacio desde contemplamos el mundo que
nos rodea e íntimamente vivimos dentro de ese universo que somos o creemos ser.
Guarecidos en nuestro centro, en esa morada limitadamente nuestra; lugar que
es, a la vez, fortaleza y atalaya, miramos hacia el afuera tratando de
entenderlo, de sobrevivirlo, de crecer en él.
Mi espacio, mi centro: sitio esencialmente construido por mi
tiempo; por ese tiempo dibujado por mi memoria. Soy lo que es mi memoria. Ella
da forma a mi existencia, a mi
percepción sobre la existencia. A veces acicate, a veces desaliento, en
ocasiones arbitraria, la memoria es siempre ilustrativa. Incluso, en su
imposición de ciertos recuerdos, pareciera cobrar vida propia. Al tiempo que
nos acompaña, ella no cesa de confrontarnos con nosotros mismos; en ocasiones
trayendo hasta nuestro presente recuerdos que preferiríamos olvidar. Otras, por
el contrario, reafirmándonos con firmeza en ese ahora donde nos encontramos. Opuesta
a la memoria, la desmemoria es el desvanecimiento de los días y los propósitos,
la proliferación de silencios y vacíos, el debilitamiento de nuestra
conciencia.
La memoria me apoya en ese conocimiento que, esencialmente, me
pertenece, que no puedo darme el lujo de perder. Sabiduría surgida de mis
recuerdos, de mis preferencias, de mis comprensiones, de mis vivencias, de mis
ilusiones, de mis espejismos. Saber construido por la vida, por esa suma de vivencias
que fui, que soy, que seré.
Dentro de mi memoria fui construyendo en el transcurso de los años
unas serie de asideros: verdades íntimas, absolutamente personales que me
ayudan a entenderme
con el mundo y con los otros; pero, acaso muy principalmente, conmigo mismo. Mis
asideros son razones que me protegen y, a la vez, me comprometen. Son formas
que se consolidan en mi experiencia, permitiéndome avanzar por entre obstáculos y derrotas, ayudándome a enfrentar el tiempo y la
soledad del tiempo.