La mejor respuesta que podemos dar a ese tiempo que, incesante, nos consume es
encarnar en él acogiéndonos a sus significados. ¿Una manera de entender esos
significados? La búsqueda y creación de una obra, original en la medida en que
individualmente nos pertenece, y, como toda respuesta individual, no podría
sino expresar nuestra autenticidad.
Una obra: expresión de nuestro deseo por
enriquecer nuestro camino; mucho más que solo la realización de un trabajo,
ella es trayectoria, desarrollo, desenlace, resultado, destino…
Vivimos cada una de esas obras que
realizamos. Son nuestra respuesta ante ese tiempo que vamos siendo.
¿Qué nos arrastra hacia la aventura de
toda nueva obra? La respuesta solo podría ser: realizar lo nuevo, dar con algún
descubrimiento que nos exprese. Tal vez perseguir eso que está en nosotros
encontrar: hallazgos que nos alienten y alimenten, revelaciones relacionadas
con nuestros pasos, guiadas por el aliento de nuestra inspiración.