Todo
podemos aceptarlo los seres humanos, todo menos la falta de un sentido para
nuestro tiempo, de un diseño que nos permita la comprensión de nuestros
recorridos. Un sentido para nuestro rumbo: creer y entender, opinar y vivir de
acuerdo a ese sentido. Hay
sentido en toda pregunta necesaria. Hay sentido en los espacios conquistados
junto a nuestro nombre. Hay sentido en el dibujo de fronteras a nuestro
alrededor y en la conversión de ese dibujo en certeza y en verdad.