domingo, 23 de febrero de 2014

ME ACERCO A LAS PALABRAS...

Me acerco a las palabras como me acerco a la vida. Y hago de ellas un símbolo de mi relación con la existencia; acaso, también, una apuesta conmigo mismo. Concibo la escritura como un lugar o morada donde refugiarme o dentro del cual centrarme.
Mi escritura: un prisma a través del cual distinguir el camino y distinguirme dentro de él. Un prisma: un punto de vista, una perspectiva que se aferra a las voces para enunciarse, para describir y describirse. Lo que veo y lo que creo ver, lo que siento al mirar, la manera como me empeño en percibir tanto lo que me rodea como lo que existe en mí en medio de los senderos de ese tiempo que soy, que he llegado a ser…
Distingo en las palabras que escribo un instrumento y una finalidad. Construir con ellas una realidad en la cual vivir un tanto al margen de la otra: ésa que en modo alguno puedo soslayar. Pero, al mismo tiempo, sin cesar de intentar que ambas realidades se relacionen; o mejor: que esa realidad relacionada con las palabras alcance a invadir la obra, la real, la inescapable, para, así, hacerla más llevadera.