Fragmentariamente
descifro sentidos en los días que, confusos, se suceden.
Busco en cada espacio
conquistado algún signo que me justifique.
Cubierto de
silencio, convierto mis recorridos en imaginario.
Deshago
instantes para transportarme a una placidez poblada exclusivamente de palabras.
Quemadas las
naves, rotos los puentes que me mantenían cerca de alguna necesaria orilla, idealizo
pasos y promesas, reconstruyo recuerdos.
Despojado de limitantes
obsesiones y al calor de ciertas respuestas, accedo a verdades que van construyéndome
dentro de argumentos frecuentemente contradictorios.