En algunos lugares,
que muchos llamarían inusuales, cifro respuestas que hagan menos graves tanta
anécdota áspera y tanta tediosa rutina.
Sorteo demasiado
personaje inverosímil, demasiado rostro imperceptible.
Adorno eventos cuyos
reflejos me orientan.
Construyo
símbolos que me hagan entender.
A través de ciertos
actos me propongo ir escribiendo, poco a poco, un destino.