No me es posible avanzar sin conocerme ni, tampoco,
detenerme al margen del camino que estoy obligado a recorrer.
Recurro a mi memoria para fortalecer los pasos ante el
porvenir que me aguarda.
Con años de camino sumándose sobre mi rostro, siento que
muchas cosas estuvieron escritas en mí desde el comienzo;
y que otras muchas parecieron tener sentido por sí solas,
al margen de mi posibilidad de intervenir en ellas.
Fui hallando respuestas que me acercaron a la intuición de
un diseño: punto de partida, acaso, de un destino.
Extrañas paradojas me hablaron del tiempo impredecible,
de impredecibles desenlaces e impredecibles circunstancias.
Me fui moviendo entre el tiento y la sorpresa.
Apoyado en respuestas necesarias y necesarias conclusiones,
inspirado por fantasías y propósitos, forzado a traducir muchos matices del
complicado afuera, jugaré mi juego mientras pueda,
cercano a tantas elucubraciones
al interior de mi morada.