Camino:
itinerario que, necesariamente, ha de conducirme hacia algún lugar.
Con mucha
facilidad, propende a desvanecerse en medio de la intemperie.
Me convierto,
entonces, en transeúnte: apenas confundido sumador de confusos desplazamientos al
interior de interminables vastedades.
La idea de
camino se opondrá siempre a la de intemperie; su sentido se prolonga en
hilvanaciones: bruscas o lentas pero abiertas siempre a lo venidero.
¿Cuál es el
diseño del camino? ¿O su propósito? Cada caminante lo va construyendo a su
manera, sin predicción posible.
El avance
dentro del camino es casi siempre fragmentario. Fragmentariamente llegan al
caminante recuerdos, revelaciones, verdades, circunstancias predecibles o
impredecibles; y, junto a ellos, los pasos interminablemente sucesivos…