El sentido del
camino lo construye cada quien a su manera y los resultados dependen tanto del
caminante como de las impredecibles circunstancias que lo rodean. No hay
posibilidad de predicción. O mejor: la predictibilidad existe pero es muy común
que los seres humanos nos neguemos a vislumbrarla. La conocemos, la
identificamos; y, sin embargo, somos impotentes ante ese designio que nos
marca, que acaso nos marcó desde un comienzo sin que nosotros lo supiésemos.
Solo ahora, cuando los años fueron sumándose uno a uno sobre mis facciones,
comprendo que muchas cosas estuvieron escritas en mí desde el comienzo de mi
tiempo, oponiéndose a tantas otras que yo mismo fui descubriendo muy lentamente
al lado de mis pasos, mi lucidez, mi voluntad y mi imaginación.