Vivir, dijo Montaigne,
y lo dijo también el poeta Cesare Pavese, es un oficio. Y hay que dar forma a
ese oficio, aprendiendo a realizarlo de la mejor manera posible; viviendo de
acuerdo a ciertos proyectos. Escribir es una manera de entender mejor esos
proyectos, de dejarnos conducir por ellos, dándoles un sentido muy próximo a
nuestras voces; siempre relacionadas con nuestra voluntad, nuestra sensibilidad
y nuestra imaginación, así como también con el significado de muchos días entretejidos
a su alrededor.