Maestro es quien guía, quien inspira. En todo genuino maestro
existe la imagen del ejemplo; ejemplaridad de alguien que con sus actos y
palabras se hace digno de ser escuchado, de ser conocido. Maestro es quien sabe soñar y mostrar sus sueños.
Más que de imitar a un maestro, de lo que se trata es de entenderlo, de
respetar la coherencia y honestidad que postulen sus actos y sus voces. El
maestro influye en otros, influye en su tiempo. Su voz y su rostro se proyectan
sobre otras voces y otros rostros con toda la irrefutabilidad del ejemplo
incuestionable. Todos necesitamos maestros y todos, en algún momento de
nuestras vidas los hemos elegido. De muchas maneras, nuestros maestros nos
señalan. Su escogencia nos describe. Podemos hallarlos en cualquier lugar y en
cualquier época. Son modelos que hicieron eso que nos hubiese gustado hacer o
se comportaron como quisiéramos habernos comportado o dijeron eso que desearíamos
haber dicho.