Es terriblemente difícil ese
temprano hacerse junto a los otros, o ese comenzar a ser junto a tantos otros
que es la adolescencia; tiempo en que abandonamos la soledad de la infancia,
con todos esos espejismos que pudieron hacernos creer que el mundo existía sólo
para nosotros. Quizá el primer descubrimiento del adolescente sea la
significación de los otros: seres frente a quienes es necesario ser, o ser a
pesar de ellos o en contra de ellos. La adolescencia es la más difícil y
riesgosa de las épocas. Muchas cosas se juegan en ella; mucho destino se dibuja
en ese espacio temporal, áspero, espinoso comienzo de esa construcción que
llegaremos a ser.