ONCE DE NOVIEMBRE
Para el ser de palabras las
cercanías excesivas suelen ser incómodas. Precisa ajenizarse de muchísimas
cosas exteriores; y acercarse a sí mismo: a sus espejismos, principalmente. Su
mundo está construido por evocaciones de vivencias que permanecen con él y le pertenecen sólo a él. ¿Qué
lo alienta? Su voluntad, sus propósitos, sus ilusiones. Ciertas fechas le
resultan especialmente importantes. Su cumpleaños, por ejemplo: ese día
metaforiza para él muchas cosas: tiempo vivido, metas, experiencias, logros,
fracasos, espacios conquistados, caminos, un destino... Cada nuevo aniversario
es un hito necesario que exige de él reflexión; mirar hacia atrás: hacia el
recuerdo de tantas imágenes acumuladas en su conciencia; o hacia delante: hacia
un futuro necesariamente convertido en visión sustentadora. Hito en el camino,
encrucijada: cada nuevo cumpleaños es para el ser de palabras una fecha cargada
de intensidad y de sentido.