viernes, 11 de noviembre de 2011

ONCE DE NOVIEMBRE



     Para el ser de palabras las cercanías excesivas suelen ser incómodas. Precisa ajenizarse de muchísimas cosas exteriores; y acercarse a sí mismo: a sus espejismos, principalmente. Su mundo está construido por evocaciones de vivencias que permanecen con él y le pertenecen sólo a él. ¿Qué lo alienta? Su voluntad, sus propósitos, sus ilusiones. Ciertas fechas le resultan especialmente importantes. Su cumpleaños, por ejemplo: ese día metaforiza para él muchas cosas: tiempo vivido, metas, experiencias, logros, fracasos, espacios conquistados, caminos, un destino... Cada nuevo aniversario es un hito necesario que exige de él reflexión; mirar hacia atrás: hacia el recuerdo de tantas imágenes acumuladas en su conciencia; o hacia delante: hacia un futuro necesariamente convertido en visión sustentadora. Hito en el camino, encrucijada: cada nuevo cumpleaños es para el ser de palabras una fecha cargada de intensidad y de sentido.