lunes, 31 de enero de 2011

ALMAS Y MÁSCARAS

El alma es la autenticidad; la máscara, el rostro que nos muestra. La máscara es funcional, nos ayuda a existir: nos representa, nos protege, nos aísla pero, también, puede secarnos -y negarnos. El alma es fértil. Fecundiza nuestro destino. Es riesgo y, a la vez, plenitud; riesgo de la plenitud. Máscara y alma se relacionan: la máscara nos ayuda a sobrevivir, pero a la larga nos marchita; el alma nos hace vivir, nos vitaliza, pero también nos vulnera. Perder la máscara es arriesgarnos a ser destruidos. Perder el alma es frustrar nuestra autenticidad. En la vida nos rodean, innumerables, las máscaras y apenas encontramos unas pocas, poquísimas, almas. Son los rostros que escogemos: semblantes destinados a jugar un importante papel en nuestras vidas; rostros cuyas miradas acompañarán por largo tiempo -a veces, incluso por siempre- al nuestro.


Personaje fuera de lo común es aquél en quien alma y máscara coinciden.