No conviertas tus días en silencio o balbuceo. Escoge palabras nuevas para hilvanar ilusiones reales, pantomimas útiles, necesarios desciframientos. Busca hallazgos. Transita por entre paréntesis señalados por la ilusión y el deseo. Moldea sueños. Persigue ideales adheridos a tus espaldas, a tu pecho. Prosigue caminos capaces de contradecir las largas esperas y las interminables e inútiles antesalas. Contempla los paisajes que ahora te rodean de una manera más humana, más nítida y lúcida. Señala tus intenciones con el color del oro y del fuego. Sé fuerte en medio de la vulnerabilidad que todo pareciera invadirlo. Continúa más allá de pasos establecidos entre cortapisas y linderos demasiado estrechos. Descubre por ti mismo el horizonte de almas despertando al calor de interminables aventuras. Privilegia esos luminosos momentos que para ti realmente cuentan. No cedas a la amenazante inopia de tantos recovecos estériles a causa de las reiteraciones impuestas por otros.