Con palabras…
Con palabras definirnos
en medio de lo incierto, lo confuso, lo paradójico, lo volátil, lo contradictorio,
lo irreal, lo impredecible...
Con palabras ordenar un poco nuestro mundo.
Con palabras identificar la fuerza
de nuestra esperanza…
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Dar un nombre…
Dar un nombre a lo que, perteneciéndonos,
pertenece, también, a muchos otros.
Dar un nombre a rutinas capaces de
sostenernos por entre lo impredecible y lo precario.
Dar un nombre a impulsos y metas y
promesas...
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Las palabras chisporrotean en las manos
del poeta. Arden -imágenes de brillo desconcertante- propagándose, brasas
ardientes, esparcidas por el viento de los días.