Resides…
Resides en un tiempo donde todo pareciera
regresar a su origen. Reúnes deseos e ilusiones descubiertos en una apagada
atmósfera de silencio.
Eres un antes, un ahora y un después conviviendo
con tus palabras, describiendo con ellas las razones que te apartan de tanto simulacro
colectivo.
Reconoces en la sensatez y el sosiego la solitaria
confirmación de tu tiempo vivo.
Tu idealizado porvenir reposa en un lugar
en el que casi todos duermen.
Deberás -te repites una y otra vez-
definir respuestas con las cuales evitar
el salobre sentido de las oportunidades perdidas.
Resalta el silencio que aprendiste a valorar desde ti mismo y las revelaciones compañeras de tu manera de dibujar lo absolutamente real.
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El caminante
El caminante prosigue su ruta. Duda a
veces de sí mismo. Busca explicaciones convincentes. Lamenta no haber
aprovechado muchas horas que en su momento fue incapaz de comprender o de
apreciar. Se reconoce en espacios que lo encierran o en alturas donde él mismo
se coloca. Confía y espera, pero debilitan su marcha el desánimo, la incuria y
el desconcierto. Pretende continuar rutas que acordó consigo mismo, inspirado
principalmente en la esperanza. Y actúa y habla. Serán sus actos y sus voces su
destino y su memoria…